Slim topa con otra piedra en España
Los inversores rechazan la quita propuesta por el magnate mexicano en Portland sobre los 820 millones que restan por amortizar del préstamo sindicado
El magnate mexicano Carlos Slim no se quita a los fondos buitre de encima. Tras liquidar su presencia en la promotora Realia, ahora también se ha topado con ellos en las negociaciones de reestructuración de la deuda de la cementera Portland Valderribas, presidida desde mayo de 2015 por Alicia Alcocer Koplowitz, hermana de la presidenta de FCC.
El próximo 31 de julio vence el préstamo sindicado de 1.114 millones firmado por la compañía en 2012 del que quedan por devolver 820 millones de euros.
Un importe que, al menos la mitad, ya no está en manos de las iniciales 31 entidades financieras que suscribieron dicho préstamo, sino en poder de GSO –fondo distress perteneciente al grupo Blackstone– y Apollo, con los que FCC, como principal de Portland con casi el 78%, tiene que sentarse a negociar en los meses previos al vencimiento.
Primero lo hizo Esther Koplowitz, hasta finales de 2014, y desde entonces ha sido Carlos Slim, tras tomar el control de FCC, el que ha asumido esta ingrata labor.
Quita inicial rechazada
Inicialmente, la estrategia del empresario azteca ha sido la misma que la utilizada con Realia, ofrecer un acuerdo de reestructuración financiera con una quita notable. Y los fondos, como ocurrió con la promotora, ya le han dicho que nones.
Y en esas están. Al final, la quita en la inmobiliaria se quedó en el 9%, muy por debajo del mínimo del 20% que Slim había planteado. Y con Portland todo apunta que la operación se resolverá en unos términos parecidos, con los fondos obteniendo unas fuertes plusvalías tras comprar la deuda con notables descuentos.
Giant, deuda y ampliación de capital
Aquel acuerdo de julio de 2012 constaba de tres partes, la refinanciación de la deuda de la filial estadounidense Giant por 350 millones de euros, la de los 1.114 millones de la deuda bancaria restante y una ampliación de capital de 100 millones de euros que cubriría FCC, como máximo accionista, para garantizar su éxito.
Además, el grupo constructor asumía el compromiso de aportar cantidades adicionales, hasta un máximo de 200 millones, en función de la evolución de la actividad de Cementos Portland Valderrivas, algo que tuvo que acometer, al ver cómo el ebitda, que estaba previsto que superese los 200 millones en 2013, apenas superaba los 90 millones al cierre del pasado ejercicio.
Al margen de la deuda de Giant –que vence en 2018 y que fue cubierta mediante una emisión realizada a través de un fondo del grupo Blackstone–, lo que urge ahora es negociar los 820 millones que restan por amortizar del resto de la deuda, de la que también, en parte, es propietario el fondo estadounidense a través de GSO.
FCC lo cubre todo
La diferencia de casi 300 millones entre el nominal inicial del préstamo sindicado y los 820 millones que restan por pagar han sido puestos, en su mayoría, por FCC. Tanto en septiembre de 2014 como en febrero de 2015, cuando aportó la mayoría de los 150 millones de amortizaciones, como derivando casi la mitad de los 709 millones de la ampliación llevada a cabo el pasado mes de marzo.
Opa de exclusión pendiente
Una opa que está pendiente de que lleguen al consejo de FCC los informes de expertos independientes solicitados, para ver si respaldan los 6 euros por acción ofrecidos por Slim a los titulares del 22% del capital de Portland.
Tras el visto bueno de la constructora, la junta de la cementera deberá aprobar la opa y remitir el acuerdo a la CNMV para que lo refrende. Si se mantienen los 6 euros por título, los propietarios de 11,4 millones percibirían casi 69 millones de euros.
Una negociación de la deuda y una opa de exclusión que se enmarcan en una situación del negocio que se sigue viendo afectado por la caída del consumo en España, especialmente por los descensos de las licitaciones públicas, que en febrero acumulaban un retroceso del 23% respecto al año anterior.
Portland pierde, Molins gana
No obstante, el repunte del 6,6% de la cifra de negocio en el primer trimestre, hasta rozar los 130 millones de euros, por el ahorro en gastos energéticos por la caída del petróleo, la mejora de las exportaciones desde España y la producción en Estados Unidos y Túnez, propiciaron una ligera disminución de las pérdidas, hasta reducirlas por debajo de los 30 millones.
Un volumen de negocio similar obtuvo su competidora, la catalana Cementos Molins, aunque en este caso eso supusiera un 10% menos que el obtenido un año antes. Menor facturación que, no obstante, no le impidió mejorar un 1,7% sus beneficio, por encima de los 15 millones de euros, por la mejora de los márgenes en Argentina y México que compensaron la depreciación de sus divisas.