Reynés recorta los gastos de Naturgy en 60 millones hasta junio
Francisco Reynés intensifica los recortes para adelgazar Naturgy en el plazo prometido a los fondos GIP y CVC
Francisco Reynés presentó una hoja de ruta de Naturgy a los fondos que ocupan un sitio destacado en su accionariado (GIP y CVC) y a los inversores que le exige muchos recortes. La promesa de recortar de 600 millones a solo a 100 millones los gastos ordinarios es inamovible y todas las acciones que está llevando a cabo, desde los recortes de personal a las mudanzas, han propiciado el ahorro de unos 170 millones. De estos, mas de un tercio este año.
Fuentes del sector calculan que las medidas llevadas a cabo por Reynés en 2019 han propiciado un ahorro de unos 60 millones, por lo que Naturgy ha hecho ya más de la mitad del camino marcado para este año. Tras recortar 110 millones en 2018, en el que salieron más de 2.000 personas de la compañía, el objetivo para este año eran 100 más; así, a mitad de año el presidente y su equipo están haciendo los deberes. La compañía prefirió no comentar estas cifras.
Las medidas de eficiencia aplicadas por el presidente ejecutivo de Reynés tienen uno de sus puntos fuertes en la reducción de plantilla. Como explicó Economía Digital, Naturgy no ha presentado ningún ERE ni lo hará si la situación se lo permite. Le beneficia el hecho de que las salidas son en varios países con legislaciones y jurisdicciones distintas. Lo está haciendo con ofertas personalizadas y primando las prejubilaciones y la voluntariedad.
Así salieron más de 410 personas de la compañía energética hasta mayo, de los que la mayoría estaban en Latinoamérica y solo 160 en España. El objetivo anual eran 400 personas, por lo que ya estaría cubierto, si bien las ofertas siguen abiertas y Naturgy continuará negociando con todas aquellas personas que quieran aceptar la propuesta de la empresa.
Estos recortes también tienen unos costes, que en los primeros tres meses del año fueron de 50 millones de euros, según explicó la compañía en su presentación de resultados trimestral. Los 50 millones incluyen otras medidas de eficiencia, todas las destinadas a reducir los gastos operativos. Se trata de invertirlo ahora para ahorrarlo en el futuro.
Naturgy mueve las sedes y los cargos
Entre las medidas llevadas a cabo por Reynés para adelgazar Naturgy y sacar el máximo partido a sus activos se encuentra los traslados en Madrid y Barcelona, donde se reubicarán 2.200 personas. En la capital española, 1.300 empleados de la energética de la sede de la avenida San Luis —la actual sede social de Naturgy— se irán a la de avenida América, mientras que en Barcelona dejarán una parte del emblemático edificio de la plaza del Gas, que ha sido vendido, por otras dos ubicaciones.
Con estos cambios, que podrían continuar en otras ciudades de España pese a que de momento la decisión no está tomada, la empresa de origen catalán pretende ahorrar en rentas e incluso ingresar dinero por el alquiler o la venta de parte de sus instalaciones. Es una operación global para reducir la factura inmobiliaria que incluye incluso el teletrabajo.
Reynés ha pasado la tijera por todos los niveles de personal y por las sedes de Naturgy, y ahora busca nuevas fórmulas
La fórmula de Reynés no salva a prácticamente nada ni nadie de pasar por la tijera. No solo están saliendo empleados, sino que otros de rango más alto, cargos intermedios, están siendo degradados. Cabe recordar que el presidente de Naturgy empezó las medidas de eficiencia reduciendo el consejo de administración de la entonces Gas Natural Fenosa y rehaciendo la cúpula a su gusto, con algún miembro menos. A nivel de costes no era significativo, pero era un aviso a navegantes, y la hoja de ruta lo ha confirmado.
Naturgy ha reducido de 350 a 120 el número de directores, y de 2.000 a 700 los gerentes, según adelantó El Confidencial. La razón es la misma, ahorro, pero también eficiencia, pues Reynés entendía que tantos cargos ralentizaban la toma de decisiones. Los afectados siguen en la estructura de la empresa, aunque el futuro de muchos de ellos es incierto.
Cumbre de Reynés con todos los directivos de Naturgy
Con todas estas medidas, el presidente de Naturgy ha demostrado que van en serio en su plan estratégico 2018-2022. Ya lo avisó y lo ha hecho: la generación de valor para el accionista y la eficiencia no debían ser solo uno de los objetivos de la compañía sino que debían empaparlo todo y convertirse en una manera de vivir. Por ello, pasadas las pantallas —o en fase— de los recortes de personal y las sedes, el ambicioso mandamás de la empresa busca nuevas pantallas.
Francisco Reynés se está reuniendo con los directivos de Naturgy en Madrid y Barcelona con el objetivo de buscar más maneras, nuevas e imaginativas, para que la compañía sea todavía más rentable. No solo cómo ahorrar más, sino también cómo ganar más dinero. Como adelantó Expansión, las reuniones se están llevando a cabo individualmente para terminar convergiendo en una gran reunión, quizá en un retiro lejos de las oficinas, prevista para antes de vacaciones.
Reynés ha puesto deberes a sus directivos de cara a esta reunión. Quieren que lleguen con propuestas concretas y bien elaboradas de cómo mejorar, cada uno en su ámbito, la evolución del negocio de Naturgy. Desde dónde seguir aplicando la tijera hasta donde invertir o desinvertir, entiéndase países o sectores. Sin ningún apriorismo más que la rentabilidad, para maximizar el dividendo a los accionistas.
En buen camino del plan estratégico
El plan estratégico 2018-2022 de Naturgy tiene un principio grabado a fuego: generar valor para los accionistas. Traducción: pagar buenos dividendos. De hecho, la hoja de ruta presentada en junio de 2018 ya fijaba el pago a los accionistas en los próximos años, fijando un crecimiento gradual, con un pay-out cercano al 100% de los beneficios.
Estos planes fueron la consecuencia a un cambio muy importante en el accionariado del grupo: la salida de Repsol y la entrada de un nuevo fondo de inversión. La petrolera vendió su 20% a una sociedad, Rioja Bidco, participada en un 75% por el fondo CVC y en un 20% por la familia March. Así, el 40% pasaba a estar formado por fondos —GIP tiene otro 20%—, que priorizan el retorno de su inversión. Mientras tanto, La Caixa perdió peso aunque se mantuvo como primer accionista con el 24%. La salida de Isidro Fainé, unos meses antes, de la presidencia, ya fue un mal augurio.