La Renfe francesa ya gana dinero en EspaƱa (y sin usar trenes)
SNCF, la empresa que se ha adjudicado el tercer lote de la liberalizaciĆ³n del AVE, factura cerca de 60M al aƱo en EspaƱa con su brazo logĆstico
Mucho se habla del aterrizaje en España de SNCF, la Renfe francesa que llegará a competir en las líneas de alta velocidad, pero se sabe poco de que lleva años implantada en el país. No lo hace solo operando con trenes de viajeros, como ocurre en el país vecino, sino con su brazo logístico.
Se llama Geodis y es la compañía número cuatro en Europa, la séptima a nivel mundial y la primera a nivel francés. Sus áreas de negocio son cinco: transporte de carga, optimización de la cadena de suministro, distribución y entrega urgente, logística por contrato y transporte por carretera.
Los datos disponibles en el Registro Mercantil de España desvelan que el brazo logístico de la compañía ferroviaria factura cerca de 60M al año — los beneficios rozan el millón— en suelo nacional a través de dos sociedades: Geodis Wilson Spain y Geodis RT Spain SA.
Es solo una pequeña parte del pastel de todo lo que mueve Geodis, pues las cuentas de SNCF a cierre de 2018 cifraban el negocio total de esta división en 8.100 millones de euros, situándose en una unidad de negocio del grupo de tamaño similar a la de transportes.
SNCF competirá por el AVE en once meses
El negocio logístico de SNCF en España es desconocido para el gran público, pero su nombre no ha dejado de sonar en el sector ferroviario desde que se conociera que se ha adjudicado el tercer lote (C) del AVE en el proceso de liberalización.
El otro operador privado elegido por Adif para entrar a competir fue el consorcio formado por Ilsa-Trenitalia (Air Nostrum y Trenitalia), la compañía pública italiana que se ha quedado con el paquete B, de mayor capacidad.
La adjudicación definitiva será el próximo 15 de marzo, si bien los elegidos no entrarán a operar hasta finales de diciembre de 2020. La suscripción definitiva necesitará la aprobación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Hasta entonces, quedan incógnitas por resolver, como qué ocurrirá con la capacidad sobrante del concurso, sobre la que Adif ya ha dicho que no la ve atractiva para un nuevo operador. Ā«Como los acuerdos marco son por 10 años, alguien podría pensar que el 30% sobrante del paquete B y el 24% del A son atractivos en términos de negocio, pero si los analizas a lo largo de los diez años, no lo son tantoĀ», explicó la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera.
A SNCF (Société nationale es chemins de fer français) se le conoce como la Renfe francesa por ser una empresa con capital público del país. Hasta la liberalización de las líneas de alta velocidad en España, SNCF era socia de Renfe, ya que juntas, con una sociedad participada al 50% (Elipsos Internacional) explotan la conexión en alta velocidad entre España y Francia. Ahora será también su competidora.
La compañía gala es un gigante que facturó el pasado año 33.000 millones de euros y explota en torno a 32.000 kilómetros de líneas, 1.850 km de ellas de alta velocidad. Su perímetro le lleva a ser la segunda empresa ferroviaria más grande de Europa, solo por detrás de la alemana Deutsche Bahn.
Su negocio creció en 2018 en el Viejo Continente, curiosamente, de la mano de socios españoles. Se adjudicó una importante operación ferroviaria en Reino Unido junto a la subsidiaria de Ferrovial (Amey) en el país. Los cálculos, según la propia compañía, es que este contrato generará unos ingresos combinados de 6.000 millones durante los próximos 15 años.
Los Ā«otrosĀ» trenes de SNCF en España
Cuando SNCF ponga trenes en España para transportar pasajeros en las líneas de AVE, no será la primera vez que lo hace. La compañía lleva instalada sobre las vías ferroviarias del país desde 2013, pero trasladando mercancía, no pasajeros.
SNCF adquirió en 2013 una participación de Comsa Rail Transport, filial ferroviaria de la constructora catalana Comsa Emte, y en 2018 se hizo con el 100%. Hoy esta compañía factura al año cerca de 33 millones de euros y tiene 180 empleados en plantilla.
Tener el control absoluto le valió para cambiar el nombre a la compañía por el de Captrain España, sin variar su misión: tráficos específicos para distintos clientes, como transporte de graneles (carbón, por ejemplo), siderúrgicos, automoción, contenedores y cajas móviles.