Puig se cansa de terceros en su camino hasta los 3.000 millones
La perfumería catalana apostará por las marcas propias, como Paco Rabanne y Carolina Herrera, después de perder las licencias de Valentino y Prada
Puig cree que el futuro pinta mejor en solitario que con la comercialización de marcas de terceros. La perfumería catalana se ha puesto el objetivo de alcanzar los 3.000 millones de euros de ventas en 2025 y, aunque de momento el crecimiento apenas se nota, lo quiere conseguir a través de potenciar sus marcas propias; especialmente Paco Rabanne y Carolina Herrera.
En la presentación de resultados del ejercicio 2018, el presidente ejecutivo de la compañía, Marc Puig, explicó que aspiran a facturar 1.000 millones de euros con cada una de las dos enseñas. Si bien se resistió a revelar las cifras en las que las dos firmas se mueven en la actualidad, sí admitió que Paco Rabanne es la primera marca del grupo por delante de la misma Carolina Herrera.
La decisión se produce después de que a lo largo del último año Puig haya perdido las licencias de Prada y Valentino. La primera cayó por el bajo volumen de ventas registrado, de unos 100 millones anuales, según FashionNetwork. La segunda se rompió de mutuo acuerdo tras constatar las diferencias de criterio acerca del futuro de la marca, según dijo el propio Puig.
«Nuestro horizonte temporal es la próxima generación de la familia, y esto muchas veces no cuadra con los planes de negocio de las licencias», justificó el directivo. Y añadió después: «Se trata de un modelo de negocio limitado, que hay que ir renovando cada pocos años y que en ocasiones no casa con nuestra perspectiva».
Apostar por las enseñas propias «es más atractivo», pues cuentas con mayor perspectiva y capacidad de decisión. Así, Puig va a reasignar «recursos que anteriormente se destinaban a apoyar marcas licenciadas» a ambas firmas. «Tanto para Paco Rabanne como para Carolina Herrera hay planes de entrar en nuevas categorías en un futuro próximo», añadió. La moda y la cosmética parecen los terrenos con más camino por recorrer.
No obstante, el quimérico sueño del objetivo de Marc Puig sería que la propia marca Puig vendiera por si misma. «Me ahorraría el negociar con personas muy distintas», bromeó. Parece complicado: las marcas Lavanda Puig y Heno de Pravia apenas representan el 0,5% de la facturación actual.
El futuro de Puig
Pero la compañía no renuncia a expandir su portafolio de marcas. Lo hace a través de adquisiciones de marcas en países emergentes –«el futuro», según el ejecutivo–. como la colombiana Loto del Sur, la india Kama Ayurveda y la brasileña Granado. De momento con una participación minoritaria, los compromisos adquiridos la obligan a hacerse con un paquete mayoritario en los próximos ejercicios.
Con tales adquisiciones, Puig aspira a mitigar parte de la pérdida de Prada y Valentino. De la mano del crecimiento orgánico, la empresa augura un crecimiento de «un dígito medio», lo que se acostumbra a entender como una expansión de entre el 4% y el 6%.
Espera que la respeten los tipos de cambio, que segaron los resultados en 2018. La devaluación del peso argentino y el real brasileño hicieron que la facturación en 2018 fuera de 1.933 millones frente a los 1.935 millones de euros. Sin tal impacto, el crecimiento hubiera sido del 5%, según la empresa. Para 2019, el efecto monetario no golpea negativamente las arcas de la multinacional.
En España –el 14,5% del negocio–, la facturación bajó el 3% hasta los 280 millones después de que las perfumerías Douglas compraran Perfumerías If y Bodybell, tras lo que se produjo un proceso de consolidación.
Con todo, el beneficio neto atribuido alcanzó los 242 millones de euros; una cifra récord en la historia del grupo. Las ganancias son el 6% más que los 228 millones de euros registrados en 2017 y llegan impulsadas principalmente por las ventas en el resto de Europa y Estados Unidos.