La alianza PSA-Opel se estrena sin despejar dudas
El grupo francés Peugeot-Citroën y Opel escenifican en el Salón de Ginebra su unión pero no aclaran el futuro de sus fábricas ni cómo evolucionarán sus gamas
Un día después de firmarse la compra de Opel por parte de PSA –el grupo francés que forman Peugeot y Citroën– por 2.200 millones de euros, la alianza se ha estrenado a lo grande: con una encajada de manos entre los tres protagonistas en el Salón más importante de Europa, el de Ginebra. El segundo grupo europeo se exhibió en el gran escaparate del motor en el continente, pero no aclaró las dudas que levanta su unión.
La operación era el tema del día, y Carlos Tavares, consejero delegado de PSA, y Karl-Thomas Neumann, su homólogo de Opel, los hombres más buscados. El primer día del salón para el sector es el de las presentaciones de las novedades, así que antes o después tenían que aparecer los protagonistas.
Lo hicieron a las 11 de la mañana y juntos. Opel presentaba sus nuevos modelos, y Neumann no tardó ni un minuto en dar la bienvenida a sus nuevos jefes. “Abrimos un nuevo capítulo en nuestra historia, lleno de oportunidades, en el que creamos un gran campeón europeo”, dijo Neumann, antes de saludar a Tavares, que le escuchaba en primera fila.
Después la presentación, el consejero delegado de PSA subió al escenario, junto con Dan Ammann, presidente de General Motors –la compañía vendedora de Opel– y se hicieron la foto del día y del año en el sector del automóvil. Encajada de manos, risas de protocolo y un posado rápido y poco ortodoxo.
Encajada de manos, risas de protocolo y un posado rápido para la foto del día.
Tras la foto, el silencio. Neumann y Ammann se metieron en el stand de Opel y Tavares se fue por donde había venido. El único que respondió, fugazmente, alguna pregunta, fue el que pintaba menos: Ammann. Neumann rechazó hacer declaraciones a la prensa y Tavares, que después tenía una conferencia en el stand de Citroën, no aclaró las dudas que genera la operación, aunque fue algo más claro: la prioridad es la rentabilidad.
Más allá del mensaje triunfalista de que han creado el segundo mayor grupo europeo –tras Volkswagen–, poco detalle más. Neumann, que lleva cuatro años al frente de Opel, quiso poner en valor su labor y aseguró que la marca ha mejorado mucho desde su llegada. De cara a los suyos, quiso dejar claro que “Opel continuará siendo una marca alemana y Vauxhall –la marca con la que venden en el Reino Unido–, inglesa”.
La expectativa en el Salón de Ginebra respecto a la operación era alta, aunque los máximos dirigentes de la competencia evitaron hablar abiertamente de ella, más allá de valorar que el mercado se dirige hacia una mayor concentración. Pero hay dudas. ¿Cómo encajarán sus gamas? ¿Cómo se unificará la producción? ¿Cómo afectará ello a fábricas y empleo?
PSA y Opel dejan muchas dudas en el aire
El nuevo macrogrupo ha asegurado que no va a haber cambios en los lanzamientos ya previstos. Hablamos de un horizonte de dos años. ¿Y después? Si los modelos de Opel se fabrican con la plataforma de PSA, ¿va a suponer algún cambio en dichos modelos? Por no hablar de motores.
Sobre el posicionamiento, hay un solapamiento entre las marcas de PSA, especialmente Peugeot, y Opel. El grupo francés ya tenía ese problema entre Peugeot y Citroën, de hecho lo está resolviendo ampliando la gama de Peugeot con tres SUV y dejando Citroën para modelos más de nicho, para un público algo más juvenil y de menor poder adquisitivo.
Opel está compitiendo en los mismos segmentos que Peugeot, hacia el mismo target. Este mismo martes ha presentado un nuevo SUV que va a competir directamente con el Peugeot 2008. Por buscar una diferencia, el fabricante alemán sigue apostando fuerte por la berlina, como ha mostrado en Ginebra presentando el nuevo Insignia.
Opel y Peugeot compiten en los mismos segmentos, pero son fuertes en distintos mercados
Cómo resolverá estas duplicidades es ahora mismo una incógnita. Sin embargo, el grupo no le da importancia, ya que lo enfoca desde un punto de vista geográfico: Opel aporta ventas en Alemania y en el centro y este de Europa, donde los fabricantes franceses no están bien vistos.
Sobre el futuro de las fábricas, por ahora no se han tomado decisiones. En España hay un interrogante claro: la planta de Villaverde (Madrid), que sólo fabrica un modelo –el Citroën C4 Cactus– cuyas ventas no van como el grupo querría. Las de Vigo (PSA) y Figueruelas (Opel), son más grandes, están más consolidadas y han recibido nuevo producto recientemente, aunque todavía tienen margen de crecimiento.
El grupo ha asegurado que se mantendrán los acuerdos con los sindicatos. En Villaverde, se ha pactado la llegada de la nueva generación del Cactus el año que viene, pero no ha concretado hasta cuando llega el acuerdo. Sobre España, sí que ha dicho que “tendrá un papel relevante”. La de Vigo es su mayor fábrica de Europa.
En general, el grupo ha querido transmitir un mensaje de calma. “Es demasiado pronto” para tomar según qué determinaciones, aseguran. La operación se cerró el lunes, por lo que es así, pero a partir de ahora deberán poner todos estos elementos sobre la mesa y tomar decisiones algo más dolorosas.