El presidente de Uber salta de una compañía en crisis
El presidente de Uber, Jeff Jones, presenta su dimisión después de que la compañía reconociese sus problemas de liderazgo
El enemigo público número uno de los taxistas del mundo está en crisis. Desde hace varias semanas Uber encadena polémicas y malas noticias. En este contexto, el fundador de la tecnológica, Travis Kalanick, anunció a comienzos de marzo su intención de fichar un nuevo director de operaciones, un directivo que en la práctica actuaría como segundo de a bordo del grupo. Este movimiento parece que acabó de convencer a Jeff Jones, hasta ahora presidente de Uber, de que la firma con sede en San Francisco no era el lugar donde había de estar.
Jones presentó su dimisión este pasado fin de semana apenas seis meses después de llegar al cargo. En un comunicado difundido Recode, el portal que adelantó la noticia, Jones explica su salida del siguiente modo: “Está ahora claro (…) que las creencias y el sentido del liderazgo que han guiado mi carrera son incompatibles con lo que he visto y experimentado en Uber”. Kalanick ha justificado la decisión de Jones en base a que el directivo “no veía su futuro” en la compañía.
El ‘annus horribilis’ de Uber comenzó en las primeras semanas del año, casi al mismo tiempo que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomaba posesión de su cargo. La pertenencia de Kalanick al consejo asesor de negocios de Trump motivó una campaña de boicot bajo la etiqueta #DeleteUber. A pesar de que el consejero delegado de Uber acabó por abandonar este grupo asesor, la polémica provocó que alrededor de 200.000 usuarios estadounidenses eliminasen la aplicación de sus móviles, según las cifras de la prensa especializada.
Una campaña de boicot en las redes le costó a Uber 200.000 usuarios en EEUU
El siguiente problema gordo para la empresa de transportes lo destapó una exempleada de Uber. A través de su blog, Susan Fowler relató la cultura sexista y las escenas de acoso que había sufrido durante su tiempo en la empresa. Poco después, otra antigua empleada relató las mismas prácticas. Ambas fuentes destacaron la inacción de la compañía, a pesar de sus denuncias mientras trabajaban en ella, para investigar y acabar con estas prácticas.
Prácticamente en las mismas fechas, uno de los gigantes de Sillicon Valley, Google, demandó a Uber por el supuesto robo de alta tecnología para el desarrollo de coches autónomos. Waymo, la unidad creada por el popular buscador para abrirse camino en este sector, acusa a Otto (subsidiaria de Uber) de sustraer la tecnología del sensor LiDAR. El caso se dilucidará en los juzgados estadounidenses.
A finales de febrero Google demandó a Uber por el supuesto robo de tecnología
El último fuego para Uber lo encendió el propio Kalanick. En un vídeo difundido por Bloomberg el 1 de marzo se pudo comprobar el fuerte carácter y compleja personalidad del directivo. En las imágenes se ve a Kalanick discutiendo con uno de los conductores del servicio que encabeza. Después de que el piloto se queje de la bajada de las tarifas y la caída de ingresos para los conductores, se inicia una fuerte discusión que acaba con la salida del coche, de malos modos y bajo acusaciones cruzadas, del directivo.