La presidenta de las start-ups no tiene start-ups—¿y eso es malo?
La nueva líder de la asociación de emprendedores asegura que conoce los problemas de las empresas del sector porque tiene muchos amigos en el sector
La asociación española de start-ups, que defiende los intereses de las jóvenes empresas vinculadas al sector tecnológico, está presidida por una joven que no dirige ninguna start-up, condición que ha levantado debate en el sector. ¿Debe la presidenta que representa a una asociación de start-ups tener una start-up?
La aludida, Carmen Bermejo, acepta que pueda ser cuestionada por no llevar a cabo ningún proyecto empresarial. Pero defiende su currículum. Emprendió una start-up hace años, dedicada a los seguidores de los famosos, pero fracasó. Nada extraordinario en el mundo del emprendimiento. Al margen del tropezón, Bermejo ha estado vinculada con el mundo de las start-ups desde hace años. “Soy programadora de profesión y estuve trabajando en Tetuán Valley, una asociación que ayuda a las start-ups en fase semilla».
«La gente podría preguntarse qué legitimidad tengo en una organización como esta si mi única experiencia había fracasado”, explica. “Pero mi trabajo era conseguir los mejores mentores y hacer los programas. He escuchado a muchos emprendedores. Sus problemas son mis problemas y sus penas son mis penas. Si algún emprendedor llevase la presidencia de la asociación, no tendría tiempo suficiente para las dos cosas, porque la prioridad sería la empresa”, añade.
La presidenta de la asociación de start-ups reconoce que no tiene empresa pero espera abrir pronto una
El caso no es descabellado. La presidencia de la asociación había recaído hasta hace pocos días en manos de Izanami Martínez, que acaba de abandonar la asociación. Martínez explica que tuvo que abandonar la presidencia por falta de tiempo, ya que necesitaba enfocarse en la construcción de su nueva start-up. Ahora el puesto recae en manos de Bermejo, que –además— fue la fundadora de la asociación.
De todas formas, la presidenta espera abrir una start-up en el futuro y está investigando un negocio para ayudar a cantautores y escritores «indies» a buscar público y negocio.
El debate no es nuevo en España, donde el presidente de la patronal CEOE tampoco tiene empresa propia. Juan Rosell no cuenta con ninguna gran empresa, aunque representa a una saga familiar de larga trayectoria empresarial.
La futura ley
La entidad de start-ups cuenta con unas 100 compañías, según explica su nueva presidenta. Una de sus principales labores es promover una nueva legislación que permita tener mejores condiciones para las compañías y para los nuevos emprendedores en los ámbitos de la tecnología y la innovación.
Algunos de sus miembros aseguran que la cúpula directiva ha afrontado roces en los últimos debates sobre las reivindicaciones que el sector debe plantear a los partidos políticos para diseñar una propuesta para una futura ley de start-ups. La asociación ahora trabaja en la creación de las bases para una normativa que permita un mejor tratamiento fiscal para las stock-options (una de las pocas opciones de incentivos de una start-up con recursos limitados) y beneficios fiscales para los primeros inversores (business angels).