Pescanova, al límite: menos de diez millones en caja para seguir en pie
Las negociaciones con la banca y los minoritarios encallan mientras la compañía agota el último crédito concedido por el 'pool' de acreedores
Los cabos por atar de la nueva Pescanova semejan un hilo a punto de romperse. La amenaza de los accionistas minoritarios de impugnar el acuerdo del consejo de administración que da luz verde a la propuesta de Damm y Luxempart, junto a otros fondos, para hacerse con el control de la multinacional gallega se puede consumar pese a la oferta del grupo de Demetrio Carceller de establecer los mecanismos necesarios en el plan de viabilidad para que esos mismos accionistas pasen a controlar un 2% del capital de la pesquera. Mientras, la compañía ha agotado ya gran parte del crédito concedido en mayo por la banca acreedora. Solo quedan diez millones en caja, de un total de 56 millones.
Los minoritarios también han solicitado una junta general extraordinaria ante la propuesta aprobada por el consejo, que consideran virtual al tener suspendidas sus funciones por orden del juez que tramita el concurso de acreedores de Pescanova. La propuesta a los minoritarios incluida en la oferta de Damm, Luxempart y los fondos KKR y Ergon se ofrece como única opción a la operación acordeón propuesta, que implica una reducción del capital a cero y una posterior ampliación. Sería en ese momento cuando se establecería un canje de las antiguas acciones de Pescanova por las nuevas. Eso, o que los minoritarios se queden sin nada, según fuentes de las negociaciones consultadas por Economía Digital.
Son varios los grupos que aglutinan en estos momentos participaciones minoritarias en Pescanova, que en cualquier caso, en global, representan hasta un 10% del capital y multiplican hasta por cinco la propuesta de Carceller, que viene a ser una suerte de quita sobre los paquetes que detentan actualmente.
Renegociación con la banca
Carceller no tiene solo enfrente a los minoritarios. La banca acreedora, que rechaza de plano la propuesta aprobada por el consejo y confía en que una renegociación sirva para acercar posturas y buscar un punto de equilibrio, ha mantenido las primeras reuniones con el grupo que se postula para controlar Pescanova. Los acreedores financieros no ocultan su indignación por una propuesta de quita sobre la deuda de prácticamente un 90%
Y tan ajustado va todo en la salida del laberinto para la compañía con sede en Chapela que incluso las necesidades de tesorería que había logrado el pasado verano tocan a su fin al agotarse el crédito, entonces urgente, concedido por la gran banca acreedora: 56 millones de euros como financiación sindicada por parte de los siete grandes acreedores, entre los que se encuentra la propia Xunta. Ese dinero se destinaría a tesorería y circulante; es decir, a mantener en pie la compañía y atender las necesidades ordinarias mientras no se sale del concurso. De acuerdo con la propia banca, a mediados de diciembre Pescanova había consumido ya 46 millones del total inyectado el pasado mes de mayo.
De acuerdo con las mismas fuentes, la banca prevé que a finales de enero debería estar lista la fase común para entrar en la de convenio, auto judicial mediante, y así poder lograr sacar adelante el plan de viabilidad. Esa misma fecha es la que dan por segura para que Pescanova agote el crédito sindicado otorgado en mayo.