Pablo Isla en la intimidad: «Para decidir prefiero los paseos»
El presidente de Inditex se confiesa a "Harvard Business Review", que lo ha elegido mejor ejecutivo del mundo
Llegó a Arteixo, corazón de Inditex, en 2005. Lo hizo con 41 años y en calidad de consejero delegado, con José María Castellano y el propio Amancio Ortega por encima. Hoy peina 53 años y es, desde 2011, el presidente con plenos poderes del gigante textil. Pablo Isla se confiesa a la revista Harvard Business Review, que le ha elegido como el mejor ejecutivo del mundo. «Me veo desarrollando toda mi carrera en esta compañía», dice.
Isla es, en cierta medida, la mímesis de Amancio Ortega, el fundador del grupo. Al menos en cuanto a una discreción que ya es otra enseña más de la multinacional gallega. «Puedo decir, que, como empresa, tratamos de tener un perfil bajo y mantener nuestra humildad», admite. «Somos muy ambiciosos, claro; pero también humildes», insiste.
Mejor pasear
El mejor ejecutivo del mundo, nominado así por Harvard Business Review, también revela algunas de las dinámicas que sigue la multinacional, muy alejadas de los convencionalismos habituales en una gran empresa. La formalidad no está entre las prioridades de Isla a la hora de abordar los problemas y retos.
«Tenemos una estructura muy plana», dice el madrileño. Para el día a día, «no fijamos muchas reuniones formales». «Ni siquiera tenemos un comité de gestión formal», admite.
«Preferimos», dice, «un planteamiento con muchas conversaciones y reuniones informales, con muchos paseos. Lo preferimos a la formalidad y seriedad de otro tipo de reuniones y a las eternas presentaciones internas», explica el presidente de Inditex.
El trabajo, como el primer día
«Ser el CEO de Inditex es lo más fascinante que se puede hacer». Así lo asegura quien es su presidente desde hace siete años. «El trabajo es siempre como el primer día», añade. Preguntado sobre cuáles son las cuestiones relacionadas con su labor al frente del grupo que se vuelven más fáciles y más difíciles con el tiempo, asegura que «es imposible señalar qué parte del trabajo es más fácil o cuál es más difícil porque hay muchas cosas que hacer todos los días: retos, decisiones que tomar, mucha gente con la que trabajar».
Además, para apoyar este argumento afirma que «nuestro modelo de negocio, la propia moda, también cambia constantemente». «Por eso cada día es como el primero: lleno de sorpresas, lleno de cosas por hacer en todas y cada una de las diferentes áreas de la empresa», explica.