El nuevo frente de Opel: tras Figueruelas llega la sangría de ventas
Las ventas del fabricante alemán Opel caen al ritmo del 6% en España mientras el mercado crece por encima del 10%. El Astra y el Corsa, los grandes damnificados
El rayo de Opel no pasa por su mejor momento en España. Tras inaugurar 2018 con una crisis laboral en la única planta que tiene en el país, en Figueruelas, ahora sufre una sangría de ventas frente a las alegrías que celebran el resto de marcas. En el primer trimestre del año, las matriculaciones del fabricante alemán cayeron el 5,8%, frente al crecimiento del 10,5% del resto mercado.
Las estadísticas de la patronal Anfac revelan un descenso desde los 24.996 vehículos hasta los 23.626. Los modelos peor parados fueron el Opel Corsa, que se despeñó el 18,5% hasta las 6.729 unidades y el Opel Astra, con un descalabro todavía mayor: del 35,4% hasta los 3.983 automóviles. También cerraron el trimestre en negativo el Insignia (-30,8% y 1.302 unidades) y el Zafira (-12,2% y 2.424 unidades).
Fuentes de la empresa justifican la caída a Economía Digital. “Coches como el Astra y el Corsa son modelos lanzados hace tiempo, que ya han tenido gran parte de su recorrido”, explican. De hecho, el Corsa espera una nueva versión para el año 2019. El relanzamiento de su hermano mayor también se intuye próximo, aunque todavía sin fecha en el horizonte.
Opel tomó tarde la ola del fenómeno SUV, la gran tendencia del mercado europeo
A los modelos veteranos se debe sumar el fenómeno SUV, al que Opel llegó tarde. “Todavía no recogemos los frutos de la apuesta por los vehículos SUV, que ahora mismo son la gran demanda del mercado”, añaden. A pesar de no dejar las cifras globales en números negros, los todocaminos de la firma sí maquillaron los números: se matricularon 2.002 Crossland X y 1.554 Grandland X, dos coches puestos en circulación en 2017.
Anterior es el tercero de la saga. Y saldó la comparativa con un resultado positivo. El Mokka X creció el 7,2% hasta las 4.952 unidades y se convirtió en el único turismo de la empresa que cerró el trimestre en positivo.
No obstante, desde oficinas de la empresa en Madrid confían en revertir la situación. «No sólo auguramos cerrar 2018 en positivo, sino crecer al mismo ritmo que el mercado», señalan. Sin embargo, se resisten a ofrecer previsiones de ventas.
La comparativa con otras marcas de un volumen similar no les deja en buen lugar. Peugeot creció el 19,4% hasta los 24.571 vehículos matriculados y Renault el 11,9% hasta los 22.712.
El impacto de la compra de la compra por parte de PSA
Pero el producto no es el único motivo de la caída de ventas en Opel. En marzo de 2017, el grupo francés PSA –propietario de marcas como Peugeot y Citroën– adquirió el fabricante germano por 2.200 millones de euros. Y si bien mantuvo su independencia, sí que ahora analiza todas las áreas de su compra con tal de optimizar una compañía que aspira a comenzar a ganar dinero en 2020.
Así, aparcó la venta de flotas para empresas y el renting de vehículos, los dejó en un segundo plano y se centró en la comercialización a particulares. El nuevo modelo rebaja el volumen de coches vendidos pero eleva la rentabilidad de cada unidad.
De este modo, la comercialización cayó en toda Europa. Los datos ofrecidos por la patronal continental ACEA señalan que hasta febrero se matricularon 137.662 automóviles, el 1,88% menos que los 140.300 de los primeros dos meses de 2017.
Figueruelas no nota el impacto
El descenso de ventas no afecta por el momento a la planta de Opel en Figueruelas, la única que posee en el país. Con 382.000 vehículos producidos en 2017. la fábrica supera el 85% de la capacidad de la que dispone. «Llevamos varios sábados seguidos trabajados y la producción es igual o superior a la esperada», explican fuentes del comité de empresa.
La plantilla comienza a recoger así los frutos de las renuncias en materia salarial y el incremento de la flexibilidad. En 2019 llegará la nueva generación del Corsa, el modelo estrella de la fábrica, y su versión eléctrica, el primero de la firma producido en Europa. Las exportaciones mitigan el descenso del consumo interno.