Nissan prepara un nuevo ERTE en Barcelona
El fabricante quiere aplicar un recorte por causa de fuerza mayor, aunque el motivo sea la huelga en uno de sus centros y no el coronavirus
Nuevo episodio en el conflicto de Nissan en Barcelona. Después de que los trabajadores lograran bloquear la producción en la fábrica de la Zona Franca con una huelga en uno de sus centros satélites, la compañía quiere ahora incluir a los empleados de la planta principal en un Expediente de Regulación de Empleo (ERTE) por fuerza mayor a pesar de que el motivo de la inactividad sea el paro convocado y no el impacto del coronavirus.
Así lo denuncia el comité de empresa que, en un comunicado enviado a la plantilla, avisa que su gabinete jurídico “ya trabaja en la preparación de la demanda para que la maniobra de la empresa sea rechazada y no se pueda beneficiar de algo que no le corresponde”. Se avecina una batalla legal entre ambos bandos después de que el ERTE original presentado en marzo ya se pactara sobre la campana después de que las negociaciones estuvieran a punto de romperse.
La razón de la batalla es que los ERTE por causa de fuerza mayor solo se pueden presentar si se prueba la afectación de la Covid-19 sobre el negocio y no por causas operativas como sería una huelga.
Cabe recordar que Nissan solamente quiere reabrir la fábrica para ensamblar un pedido de 1.700 pick up para Mercedes y después volver a cerrar hasta nuevo aviso. Al 27% de su capacidad desde hace meses, los empleados pidieron un plan de futuro antes de regresar, a lo que la compañía viene negándose emplazando a “antes de las vacaciones” para tomar una decisión sobre el futuro de la planta, que parece encaminarse hacia el cierre.
La huelga de Nissan también afecta a Renault, pues se dejan de fabricar piezas imprescindibles para la empresa francesa
Ante la falta de certidumbre, la plantilla convocó una huelga indefinida para el 4 de mayo, el día en el que estaba previsto que se reanudase la actividad en la instalación barcelonesa. Si en un primer momento la protesta se hacía extensiva a las 3.500 personas repartidas entre la Zona Franca y sus satélites, Sant Andreu y Montcada, al final solo fue secundada por los trabajadoresde Montcada en una estrategia de los sindicatos para paralizar la producción con el menor daño económico para ellos.
El objetivo era paralizar la fabricación de un pedido de 1.700 pick up que la empresa arrastra con Mercedes. Se consiguió sin cerrar el centro principal debido a que en Montcada se fabrican componentes imprescindibles para ensamblar el modelo. Cuando la planta madre se quedó sin stock, Nissan se vio obligado a mandar a los trabajadores a casa con un permiso retribuido.
A cambio, los empleados de las plantas que no siguieron el paro crearon una caja de solidaridad para la plantilla de la fábrica de Montcada. Además, el parón de la fábrica de piezas también supone un prejuicio para Renault, pues la instalación elabora una quincena de componentes para la Renault Kangoo.
La fábrica de Nissan en Barcelona opera solamente al 27% de su capacidad
Los sindicatos cumplen así con su amenaza tras conocer las proyecciones para volver a trabajar en la planta –la mayor que tiene en el país y la única que ensambla coches–. La filial del gigante japonés pretendía reabrir solamente con una línea de producción para cumplir con los pedidos pendientes de Mercedes, un vehículo que dejará de elaborar en mayo, y volver a cerrar cuando terminara con las unidades.
La fábrica de Nissan en la Zona Franca se encamina hacia una muerte anunciada al operar solo al 27% de su capacidad. Las cifras entre enero y marzo presentadas a finales de abril revelan una caída del 38% respecto al mismo trimestre del año anterior.
Por ello, la plantilla espera una decisión que el presidente de Nissan Europa, Gianluca De Ficchy, aseguró que llegaría antes del verano. Y con el oscuro horizonte que se vislumbra, los trabajadores no quieren cumplir con un pedido de pick up de Mercedes y luego volver a casa hasta nuevo aviso.