Nissan fabricará el último Pulsar el 26 de junio
El fabricante japonés calcula que tras el adiós del Nissan Pulsar sobrarán 100 empleados en la fábrica de Barcelona
El fin del Nissan Pulsar ya tiene fecha. Será el próximo 26 de junio, tres años después de que el modelo comenzara a producirse en Barcelona y después de no superar jamás las 20.000 unidades anuales; el 25% de lo que había prometido la dirección. El adiós, ya previsto, supondrá un excedente de 100 trabajadores en la planta del fabricante japonés en la Zona Franca.
La compañía asiática anunció el pasado enero que el automóvil abandonaría la instalación catalana este verano por “el cambio en la demanda de los clientes europeos y una nueva tendencia hacia los vehículos eléctricos y crossover”. No obstante el rumor ya corría desde hacía meses por las líneas de montaje de la sociedad.
Ahora, el fin del modelo supondrá un recorte a una producción ya baja, que en 2017 no alcanzó los 90.000 vehículos puestos en circulación. Sin el utilitario, Nissan estima que le sobran 100 personas en plantilla. «El equipo directivo ha expresado su intención de gestionar el mencionado excedente con medidas de carácter voluntario», señaló la empresa en un comunicado.
Fuentes internas explican a Economía Digital que todavía se analiza si se realizarán nuevas prejubilaciones y bajas incentivadas o se pondrán en marcha medidas como un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).
Otra de las opciones sobre la mesa es la de recolocar a los trabajadores sin tareas a partir del próximo septiembre en algunos puestos que actualmente ocupan empleados subcontratados. Hasta otoño, eso sí, no se realizarán movimientos.
La historia del Pulsar en Barcelona
El Pulsar comenzó a fabricarse en Cataluña en 2014, pero su penetración en el mercado fue pobre. Si ya el año pasado se fabricaron apenas 35.000 unidades de las 80.000 previstas, la caída se agudizó con la entrada del nuevo ejercicio. Para el ejercicio 2016-17 –hasta marzo– la producción estimada apenas supera los 20.000 automóviles.
La causa del poco éxito fue que su coste de producción era demasiado alto. El modelo sufría una ironía perversa. El hecho de que saliera caro influía en que no tuviera éxito comercial, lo que hacía caer la producción. A su vez, la caída de la producción encarecía los costes y repercutía negativamente en las ventas. La pescadilla que se muerde la cola.
La adjudicación del Pulsar ya llegó rodeada de polémica. Tras medio año de negociaciones con la plantilla en las que incluso tuvo que mediar la Generalitat, se alcanzó un acuerdo para mejorar la competitividad de la planta catalana. Incluía recortes en materia laboral, como rebajas salariales para las nuevas incorporaciones, a cambio de una inversión de 130 millones de euros.
La dirección prometió 1.000 nuevos empleos, como haría también en octubre de 2015 al iniciar la producción de otro modelo, la pick-up Navara. Una semana después de aprobar los recortes, el coche era asignado a Barcelona. Pero el millar de nuevos trabajadores jamás llegó.