Miró, de nuevo al borde del colapso
El grupo intenta aplazar el primer pago pactado en el concurso de acreedores. La dirección asegura que es sólo una forma más de financiarse
La cadena de electrodomésticos Miró no consigue levantar cabeza. Un año después de superar el concurso voluntario de acreedores, reestructurar la actividad y lanzar una de las campañas de márketing más agresivas de la historia del grupo, ha tropezado con la misma piedra. La bajada del consumo. Ha solicitado a los acreedores aplazar el primer pago del calendario que fijó junto a la administración concursal para evitar la liquidación, según afirman fuentes financieras a Economía Digital.
La compañía dirigida por Francesc Miró ha solicitado fraccionar en tres partes los cinco millones de euros que tenían que pagar en el inicio de este año. Fuentes cercanas al directivo aseguran que el estado actual de la caja del grupo posibilita abonar el 28 de febrero, tal y como decía el pacto con los acreedores, el montante total del primer pago. Afirman que se negocia el aplazamiento “como una forma más de conseguir financiación”.
Comisión de seguimiento
La propuesta necesita la luz verde del juzgado de Barcelona, que tuteló el concurso, y la comisión de seguimiento que se creó tras firmar el acuerdo. Está compuesta por los dos bancos que dieron luz verde al pacto, CatalunyaBanc y Banc Sabadell, y por las aseguradoras Euler Hermes y Crédito y Caución.
Los cuatro acreedores fueron la pieza clave a finales de 2011 para que el grupo de electrodomésticos superara el concurso. Afirmaron que la compañía era viable, pero en ese momento desconfiaban de cómo se gestionaba y decidieron fiscalizar de forma periódica la actividad de la compañía.
Plan optimista
La mayoría de los acreedores forzaron un periodo de carencia que finalizaba el pasado enero. A pesar del aplazamiento, varios de los afectados por el concurso de Miró dudan de su solvencia real. Incluso algunos trabajadores del grupo aseguran que esta vez no se podrá evitar la liquidación.
Los empleados acusan directamente a la cúpula por la gestión. Básicamente, por impulsar un plan de viabilidad muy ambicioso tras superar el concurso. Éste incluía abrir nuevos establecimientos (ha inaugurado una tienda y ha cerrado dos) y un repunte del negocio en 2012. Pero han cerrado el ejercicio con las ventas en la misma línea que los años anteriores: pocas y con precios muy bajos. El sector estima el futuro de la compañía catalana, como mínimo, muy complicado.
Electrodomésticos Miró solicitó el concurso voluntario de acreedores a principios de 2011 y declaró un pasivo de 282 millones de euros. Superó el proceso en las navidades de ese mismo año, cuando pactó con el 72% de los acreedores pagar el 100% de la deuda en 10 años o en cinco si se aceptaba una quita del 60%. La reestructuración de la actividad también implicó el despido de 758 empleados en dos expedientes de regulación.