Habla un testigo: así se urde el fraude del jamón ibérico
El empresario que fabrica los precintos que certifican al ibérico destapa cómo productores y distribuidores intentan comprarlos ilegalmente para vender piezas
Los intentos de fraude en el jamón ibérico se expanden y ya tocan la puerta hasta del propio fabricante de los precintos que certifican la autenticidad de las piezas.
Tras la investigación de la Guardia Civil que salpica al principal distribuidor en España, Comapa, y a Carrefour, este medio ha podido saber que productores y distribuidores intentan burlar la ley y los controles a toda costa. Para vender jamones ibéricos falsos han optado incluso por intentar sobornar a la empresa que fabrica los precintos de autenticidad.
“Este sector pudo haberse convertido en una referencia de cómo hacer productos de calidad y de cómo hacer las cosas bien, pero como buenos latinos, hay fraude en el sector. A mí me han llegado a ofrecer mucho dinero por un lote de precintos. Hasta 40.000 euros, pero evidentemente nunca he aceptado”, explica Jaime Baucells, propietario de la compañía Precintia, encargada de producir los precintos que certifican la procedencia y alimentación de los cerdos ibéricos.
El empresario ha detallado a este diario cómo productores o distribuidores intentan hacerse con lotes de precintos. Algunos justifican que se han dañado o se han caído. Otros directamente le confiesan que los quieren para aplicárselos a jamones que no son ibéricos y obtener así una ganancia mediante la venta de productos fraudulentos.
Los jamones de China
Los intentos de fraude implican a productores locales y a importadores chinos que podrían disparar el precio de sus productos sólo con una etiqueta de color producida por su empresa. Un jamón chino, por ejemplo, dispararía su precio con un falso precinto.
“Hay empresas que me han pedido estos precintos en unas condiciones muy raras. Por supuesto, no acepté y luego supe que los habían comprado en otro país y se los habían colocado a falsos ibéricos”, explica Baucells.
El futuro para evitar el fraude
La empresa es la responsable de garantizar que los precintos tienen la información de trazabilidad de cada pieza. Desde hace cuatro años trabajan con la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico, Acisi, que ha desplegado el sistema de precintos de colores ideado por el exministro de Agricultura Miguel Arias Cañete.
El sistema nació con la intención de clarificar y simplificar los etiquetados en la industria del jamón ibérico. También para reducir el fraude. «Creo que se están haciendo las cosas bien, mucho mejor que antes. El sistema del etiquetado ha ayudado mucho a dar más claridad y transparencia», explica.
Pero las malas prácticas en una industria en la que la alimentación del cerdo (cebo o bellota) implica una considerable diferencia de precio, los intentos de fraude también persisten.
Precintia, la compañía que certifica los jamones, no puede darse el lujo de salir salpicada en casos de corrupción. Su contrato con la patronal de jamón para proveer los precintos supone el 10% de sus ingresos, pero buena parte del negocio de la compañía está en el exterior. Tiene como clientes a Iberia, El Corte Inglés, el Correo de Alemania y la Reserva Federal de los Estados Unidos. El dinero en efectivo que se transporta a los bancos llevan los precintos de la compañía.
Ubicada en Cataluña (pero con sede social recién mudada a Madrid por la inestabilidad producida por el proceso independentista), Precintia desarrolla un sistema inteligente para ejercer un control infalible sobre los jamones.
Ahora comienza a fabricar precintos RFID que funcionan con radiofrecuencia. Se trata de un sistema mucho más fiable. Las empresas Incarlopsa, Señorío de la Montanera y la Denominación de Origen de Los Pedroches ya lo utilizan para sus productos. Es el futuro de un sector todavía salpicado por el fraude y la picaresca.