Martinsa, sin marcha atrás: el auto de liquidación se hace firme
Los administradores concursales esperan presentar en un mes el plan para la desmantelación de la inmobiliaria
Martinsa Fadesa, la inmobiliaria que protagonizó el mayor concurso de acreedores de la historia reciente de España afronta su disolución irremediable una vez que seha convertido en firme el auto del Juzgado de lo Mercantil de A Coruña del pasado 6 de marzo que dictó la liquidación de la compañía.
El auto de liquidación se dictó debido a que la inmobiliaria no logró los suficientes apoyos de los acreedores para realizar una modificación del convenio con el que había superado el concurso.
La vuelta de los administradores
El juez, en virtud de esa auto retiró la gestión de la compañía controlada y presidida por Fernando Martín a sus actuales gestores y repuso a los administradores concursales que tuvo la empresa durante el proceso de suspensión de pagos en el que estuvo inmersa entre 2008 y 2011.
Se trata de Ángel Martín Torres, en representación de la firma KPMG; de Antonio Moreno, en representación de Bankinter y de la abogada Antonia Magdaleno.
Serán estos administradores concursales los que tendrán que diseñar y presentar ante el juez el plan de liquidación de la compañía. Cuentan para ello con un plazo de quince días desde que aceptaron lo cargos de administradores, aceptación que manifestaron entre los pasados días 9 y 13 de marzo.
Proceso complejo
No obstante, los administradores se acogerán a la posibilidad de solicitar al juez la prórroga de este plazo dada la «cantidad ingente de documentación de la empresa y lo complejo del proceso». De hecho, calculan que tendrán que nombrar una decena de auxiliares delegados que colaboren en la redacción del plan.
Los administradores concursales prevén presentar a finales de este mes de abril el plan de liquidación de la inmobiliaria ante el Juzgado de lo Mercantil de A Coruña.
Según datos remitidos por la propia Martinsa Fadesa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), a cierre de 2014 la compañía presentaba un ‘agujero patrimonial’ de 4.603 millones de euros. En concreto, contaba con activos valorados en 2.392 millones de euros para hacer frente a un pasivo total de 6.995 millones de euros, de los que 3.200 millones corresponden a deuda con entidades financieras.