Los teléfonos que explotan espolean un nuevo timo
Los usuarios aprovechan la crisis de las baterías para fingir incendios y obtener un teléfono nuevo
Los fabricantes de teléfonos han comenzado a sufrir un nuevo timo por parte de sus clientes: el de la falsa batería incendiada. La crisis producida en los teléfonos Samsung Galaxy Note 7 ha motivado a algunos usuarios a denunciar explosiones de sus terminales que se han demostrado falsas.
Este miércoles un usuario de Murcia envió a un fabricante un teléfono un dispositivo que supuestamente se había incendiado de forma espontánea cuando se cargaba en la noche. El usuario se puso en contacto con este diario para denunciar su caso. Aseguró haberse despertado no con la alarma del móvil sino con su explosión.
El fabricante del teléfono, un modelo fabricado en 2013, se percató de que el dispositivo había sido pinchado en la batería. Es decir, el móvil había sido manipulado. La batería quedó completamente calcinada pero ninguna otra parte del teléfono resultó afectada. De hecho, el dispositivo funcionaba.
Un simple análisis forense delata la gran mayoría de los usuarios que denuncian falsas explosiones en sus teléfonos. Un teléfono que se incendia o explota queda abombado, hinchado y deformado. No ocurrió en este caso.
Fraudes burdos
Los fabricantes de móviles consultados por este diario han reconocido un aumento del fraude tras el escándalo del fallo en cadena de las baterías explosivas de Samsung. Pero todos han pedido no ser mencionados en casos concretos para evitar ser víctimas de un fraude aún mayor. Otra usuaria de Extremadura envió un terminal a los servicios técnicos por un móvil con un precio en el mercado cercano a los 200 euros.
La supuesta afectada explicó en la tienda donde compró la unidad que el teléfono se había incendiado. El servicio técnico, tras una rápida inspección al teléfono, se percató de que el móvil de forma extraña no había ardido en la batería sino en la pantalla. Entonces comprobaron que el cristal estaba roto y había sufrido quemaduras, pero desde fuera hacia adentro y no al revés. Es decir, las llamas no se habían sido producido por un fallo interno.
Los técnicos sospechan que el teléfono fue quemado después de que se haya roto la pantalla para intentar reclamar un nuevo terminal. En algunos casos, por la presión y la insistencia de los clientes, las marcas acceden a la reparación aunque estén conscientes de que se trata de un mal uso o un fraude, pero en otras ocasiones deciden rechazar cualquier petición por los montajes burdos. Como en este caso.