Los Rubiralta camuflan 836 millones de pérdidas en Celsa

Ernst & Young avisa al gigante siderúrgico español Celsa que los préstamos concedidos a filiales insolventes son en realidad números rojos

Exterior de la fábrica Celsa de Castellbisbal (Barcelona). EFE

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Celsa sacó pecho durante el año pasado: su resultado de explotación se había disparado un 40% hasta los 288 millones de euros y alcanzó un acuerdo con la banca para refinanciar la deuda. Los números de la siderúrgica de los Rubiralta llegan con una mancha, el auditor advierte de que deberían añadirse unas pérdidas de 836 millones de euros, anotadas en forma de créditos en las cuentas de la empresa.

Según el informe elaborado por Ernst & Young el pasado mes de noviembre, la compañía tiene anotados tres préstamos de 35, 480 y 568 millones de euros a las filiales Aceros para la Construcción SA, Nervacero SA y Celsa Atlantic SL. Un total de 1.083 millones que aspira a recuperar en algún momento.

Sin embargo, el auditor advierte de que «en el contexto actual» solamente 247 millones de la inversión podrán ser devueltos por estas sociedades debido a las dificultades económicos que atraviesan. De este modo, los 836 millones de euros restantes «deberían ser deterioradas íntegramente». Es decir: contabilizadas como pérdidas.

De contabilizar los 836 millones de euros como pérdidas, Celsa se olvidaría de los beneficios

De hacerlo, la empresa presidida por Francesc Rubiralta se olvidaría de los beneficios y sumaría una nueva nota negativa a las cuentas de 2016, que ya cerró con un descenso del 6% de las ventas hasta los 3.386 millones de euros, informó Expansión. La reprimenda de Ernst & Young exhibe las diferencias de criterio con la siderúrgica.

Ya el año anterior EY advirtió de la errónea manera de contabilizar los créditos de la multinacional. En el ejercicio 2015, el agujero de estas inversiones financieras era de 841 millones de euros.

El truco de la refinanciación

Aunque las cuentas obedezcan al año 2016, el auditor esperó a que Celsa firmara su refinanciación con los bancos para finalizar el informe. Otra de las salvedades que encontró fue la incorrecta clasificación de la deuda. Si bien el acuerdo con Banco Santander, BBVA, Caixabank, Banc Sabadell y Abanca estiró los plazos para devolver el pasivo, el pacto no entró en vigor hasta el 31 de octubre, por lo que no es aplicable al ejercicio.

«La compañía ha optado por clasificar a largo plazo la deuda y los créditos concedidos a sus sociedades dependientes a pesar de que este hecho contraviene la regulación contable en vigor», señala EY.

Celsa cerró el pasado otoño una refinaciación de su pasivo que redujo el endeudamiento desde los 2.673 millons a 1.425 millones y aseguró su financiación hasta noviembre de 2022. Los 1.248 millones restantes se liquidarán en 2023 con un solo pago. 

Carles Huguet

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