Los repartidores de Glovo se preparan para colapsar el servicio en Madrid
Los trabajadores de la aplicación de reparto a domicilio quieren copiar la medida de presión que los 'riders' de Zaragoza llevaron a cabo con éxito
Los repartidores de Glovo, empresa que se enfrenta este otoño a un duro calendario judicial, se preparan para colapsar el servicio de mensajería en Madrid. Los también conocidos como riders quieren mejorar sus condiciones laborales y para ello se están organizando con el objetivo de montar una suerte de huelga colaborativa como la que triunfó en Zaragoza hace justo una semana.
El día y la hora están marcados: domingo 16 de octubre desde las 21:00h hasta las 22:00h. Su operación será calcada a la que protagonizaron sus compañeros de la capital aragonesa, donde se negaron a aceptar pedidos durante las altas horas de demanda (entre las 20.30h y las 23.00h en su caso) y consiguieron acabar con la actividad en la aplicación.
La medida fue exitosa. Varios representantes de los trabajadores de Glovo en Zaragoza se reunieron el pasado martes con los dirigentes de la empresa para solicitar la mejora en sus condiciones de trabajo. Y consiguieron realizar varios avances: «Logramos aumentar el precio que se paga por kilómetro recorrido para entregar el pedido. Antes nos pagaban 0,35 euros y ahora lo han subido a 0,40«, explica uno de los implicados. «También nos han subido las bonificaciones de los fines de semana, aunque siguen por debajo de cuando empezamos a trabajar», añade.
El mismo testimonio cuenta cómo se llevó a cabo el colapso. “La app calcula la media de entrega en función del ratio que exista en ese momento entre pedidos y repartidores. A medida que va bajando el número de riders, el tiempo de envío sube. Pero la empresa puede verse obligada a cancelar el servicio y cerrar la app si esta proporción se desborda».
La reunión que lo decidió todo
La decisión final se fijó el jueves 13 de septiembre en Glorieta de Bilbao, en Madrid. Allí asistieron cerca de medio centenar de riders, que debatieron sobre los puntos a negociar con la startup fundada por Oscar Pierre. Entre ellos están revisar la ponderación de la valoración del cliente, la eliminación de horas de alta demanda —conocidas como horas diamante— o el inicio de jornada (check in).
Estas medidas se presentarán en las oficinas de la empresa el próximo lunes, horas después de haber retado a la empresa por primera vez y haber visualizado su protesta en el mismo lugar donde celebraron la reunión. Algunos de los consultados explican que, si la empresa no cede, volverán a movilizarse al domingo siguiente a la misma hora.
Son conscientes de la dificultad que entraña la medida. «Nos estamos jugando mucho», dice uno de los riders de Madrid. El obstáculo más obvio es conseguir un número de apoyos amplio, ya que la capital cuenta con una flota de repartidores lo suficientemente grande como para sustituir estas bajas por otros trabajadores. «Como mínimo mil personas deben soltar sus horas —renunciar a la jornada que se habían marcado horas o días antes— si quieren tener algún resultado», explican desde Zaragoza.
Lo cierto es que todas estas ideas se seguirán debatiendo a lo largo de este viernes. Y se están añadiendo otras. La más ambiciosa es la de extender la reivindicación en toda España. “Apuesto por hacer un grupo a nivel estatal para que las condiciones mejoren en esta empresa. También promover un paro de carácter nacional un determinado día con alta demanda y que sea efectivo, como mínimo, con el 50% de la plantilla por ciudades», explicó otro de los riders. El objetivo, tal y como añadió posteriormente, es que la empresa “tenga unas caídas y unas pérdidas muy grandes”.
El calendario judicial que aprieta a Glovo
En paralelo, la empresa con sede en Barcelona verá en los próximos meses si la justicia cree que su modelo de negocio oculta una relación laboral —y no mercantil— con sus repartidores, es decir, si emplea o no a falsos autónomos.
Una de las sentencias más importantes será la de Isaac Cuende. El exempleado, de 52 años, fue uno de los primeros repartidores en Madrid y, al igual que muchos de sus compañeros, demandó individualmente a Glovo. Lo hizo por tres motivos: resolución de contrato, despido tácito y despido explícito. La resolución llegará en los próximos días.
Los otros frentes derivan de las inspecciones que el ministerio realizó durante el pasado año en diferentes ciudades. Una de ellas fue precisamente en Zaragoza, donde Trabajo destapó el pasado 15 de julio un total de 326 falsos autónomos de Glovo. La empresa presentó alegaciones, por lo que la última palabra la tendrán los tribunales.
El organismo reclamó 379.963 euros por el pago de las cotizaciones sociales atrasadas de estos repartidores durante ocho meses que duró la investigación (desde julio del 2017 hasta marzo del 2018), incluido un recargo del 20% por la demora. Asimismo, también obligó a dar de alta a estos trabajadores en el régimen general de la Seguridad Social.
En la capital catalana ocurre algo similar. El ministerio inició las mismas acciones en febrero de este año, a pesar de que el sindicato Riders x derechos puso una denuncia en mayo de 2017. En una carta consultada por este medio, el sindicato pedía a todos los repartidores que el 18 de julio comparecieran en las oficinas de Inspección de Trabajo, en Travessera de Gràcia (Barcelona), para entregar toda la documentación que acreditara la relación laboral. Trabajo todavía no se ha pronunciado formalmente sobre este caso.