Los hermanos Vall Esquerda toman el mando de la cárnica Vall Companys
Los herederos de este imperio agroalimentario mantienen el hermetismo de su padre y de su abuelo, que siempre prefirieron huir del protagonismo y de los actos sociales
Antes de morir, el 20 de octubre pasado, a la edad de 66 años, Josep Vall Palou dejó atada su sucesión al frente del grupo Vall Companys, el primer productor español del sector porcino. Sus tres hijos –Meritxell, Josep y Òscar Vall Esquerda– controlan ahora el entramado patrimonial y el primer ejecutivo, Josep Pedrós Riasol, conserva las riendas de la dirección de un grupo que en los últimos años, a pesar de la crisis, ha crecido sin cesar a base de compras de mataderos y elaboradores de productos cárnicos.
El pasado verano, Josep Vall Palou transfirió la totalidad de las acciones de Inversions Fenec, su holding patrimonial, con sede en Barcelona, a Invaes, con sede en Madrid, que efectuó dos ampliaciones de capital hasta llegar a los 535 millones de euros y, posteriormente, se escindió en tres nuevas sociedades, todavía en proceso de constitución: Noma 2015 Invest, Cava Roure y Spirit Capital, unas sociedades limitadas unipersonales detrás de las cuales se supone que estarán los tres hermanos Vall Esquerda.
Como aún no han finalizado los trámites de constitución de estas firmas ante el Registro Mercantil se desconoce quiénes serán sus administradores, si bien fuentes empresariales que colaboran con Vall Companys apuntan que cada una de las sociedades corresponde probablemente a un hermano sin descartar que, en un futuro, se pueda producir una segregación empresarial. Economía Digital se ha puesto en contacto con el grupo en sus oficinas de Lleida sin recibir respuesta.
De Barcelona a Madrid
Cuando Josep Vall Palou trasladó el verano pasado la sede de su holding patrimonial de Barcelona a Madrid, algunos medios apuntaron que este movimiento obedecía al debate independentista que se está viviendo en Catalunya. Sin embargo, las fuentes consultadas indican que el difunto Vall Palou nunca expuso públicamente ideas políticas y que se trata de un simple «trámite de sucesión».
La familia utilizó Invaes, una sociedad creada en 2002 y con sede en Madrid, administrada hasta el pasado agosto por Neus Esquerda, su viuda, para transferir las participaciones empresariales a sus tres hijos, que han sustituido a la madre en el consejo de administración. Desde diciembre del año pasado, Invaes ha pasado de tener un capital social de 3.400 euros a 535 millones de euros. Su sede siempre ha estado en unas oficinas del edificio Goya de la calle Núñez de Balboa, donde también se hallan las embajadas de Canadá y Suiza.
Al mismo tiempo que se reorganizaba el holding patrimonial familiar también se han efectuado cambios en los consejos de administración de algunas empresas del grupo y en la constelación de Sicav que controlaba Josep Vall Palou y sus dos hermanas.
Pasan desapercibidos
La familia Vall siempre se ha movido con absoluta discreción, con un pertinaz hermetismo. Tal como hacía su padre, Josep Maria Vall Companys, fallecido en 2002, Josep Vall Palou también huye de los focos y de la escena pública, igual que sus tres hijos, de los cuales nunca se ha publicado ninguna fotografía en la prensa ni mantienen actividad en las redes sociales.
El alcalde de Lleida, el socialista Àngel Ros, escribió una necrológica en el diario Segre en la describía Josep Vall Palou, con el cual se había reunido en multitud de ocasiones, como «un empresario discreto. Huía del protagonismo, de la ostentación y de la búsqueda del reconocimiento social que sus éxitos empresariales y su trayectoria le habrían permitido».
Formación de un imperio económico
El origen del grupo Vall Companys se remonta al año 1956 cuando los hermanos José María y Antonio Vall Companys compraron la harinera La Meta, en Lleida, para dedicarse tanto a las harinas panificables como a los piensos. Entonces ponen en marcha un modelo de integración porcina –los ganaderos aportan las granjas y su trabajo personal, mientras que Vall Companys se encarga de suministrar las crías, los piensos y el control veterinario– que va creciendo con la creación de una empresa de transporte y con la adquisición de más fábricas de pienso por toda España hasta alcanzar en la actualidad una producción de 1,58 millones de toneladas y una red de 2.100 granjas asociadas entre porcinas y avícolas.
Discrepancias familiares
En el año 2001, a causa de desavenencias entre los hijos de los dos fundadores, la segunda generación de Vall Companys, Josep Vall Palou compra la participación que tenían sus primos Ramon y Josep Maria Vall Pla por 138 millones de euros, a pesar de que estos últimos controlaban la mayor parte de este grupo agroalimentario.
Un empresario leridano recuerda, como anécdota, que las hermanas Concepción y Monserrat Vall Pla fueron detenidas, en compañía de los que después serían sus maridos, Lluís Montserrat y Xavier Manzano, en una operación policial en 1979 como presuntos miembros del Exèrcit Popular Català (EPOCA), una organización armada independentista, considerada predecesora de Terra Lliure, que actuó entre 1976 y 1980. Todos quedaron en libertad sin cargos excepto Lluís Monserrat, que fue procesado y, finalmente, absuelto por la Audiencia Nacional, tal como apareció publicado en prensa. Josep Vall Palou siempre mantuvo mejor relación con sus primas que con los primos. Incluso, hasta pocas semanas antes de su muerte compartía consejo de administración con Lluís Montserrat y Xavier Manzano en Pinsagro, una empresa leridana vinculada a Vall Companys que funciona como central de compras de materias primeras para la fabricación de piensos.
Verticalizar el negocio
Una vez que Josep Vall Palou controló personalmente Vall Companys en 2001, el grupo intensificó la verticalización del negoció con la incorporación de mataderos y salas de despiece porcino, vacuno y avícola –entre otras, Patel (Vic), Cárnicas Frivall (Cuenca), Frimancha (Valdepeñas), Costa (Banyoles), Torrent (Mataró), Rubiato Paredes (Madrid), Avicosan (Cornellà de Llobregat) o Dolz (Algemesí), estas das últimas hace tan solo unos meses–, la adquisición de empresas consolidadas –como las filiales de la multinacional francesa Doux en España (Avidel y Avidal)–, la construcción de la gran fábrica de piensos de Ejea de los Caballeros o las inversiones en la línea de elaborados.
Precisamente, en los tres últimos años Vall Companys se ha convertido en uno de los grandes elaboradores de jamón curado, tanto de cerdo blanco como de ibérico, con una producción anual de 18.000 toneladas. Sus dos últimas adquisiciones, efectuadas antes del verano, han sido Industrias Reunidas del Jabugo (Huelva) y Naturiber (Salamanca).
Magnitudes económicas
Vall Companys presume en su página web de magnitudes económicas –una facturación de 1.350 millones de euros, una producción de 4,32 millones de cerdos, 302.000 toneladas de carne de porcino, 150.000 toneladas de carne avícola, 13.000 toneladas de vacuno, 7.000 toneladas de productos elabarados… – pero también de historia empresarial, aunque olvida dos episodios: la venta ruinosa el 2002 de su filial norteamericana Vall Inc., que explotaba granjas de cerdos en Oklahoma y Kentucky; y el largo y agrío conflicto social con los colonos de Montagut (Alcarràs, Lleida) por la propiedad de las tierras, que acabó con un desalojo de los payeses instado por Agrolérida, empresa del grupo Vall Companys.