Los auditores de KPMG ignoraron el falseo de cuentas de Dia porque «eran cantidades pequeñas»
Los dos socios de la 'big four' que revisaron las cuentas de los supermercados aseguran ante el juez que no vieron irregularidades
El juicio contra la antigua cúpula de Dia sigue su curso sin que ninguno de los acusados se salga de su papel. Tras el ejercicio de escapismo del jueves protagonizado por el exconsejero delegado Borja de la Cierva, este viernes comparecieron los auditores de KPMG en la Audiencia Nacional y argumentaron que no vieron irregularidades cuando pasaron a la cotizada por su escáner.
Para este viernes 27 de noviembre estaban fijadas las declaraciones como investigados de Carlos Peregrina y María Lacarra, los dos socios de la auditora durante los años en los que se produjeron los delitos denunciados. Y a pesar de la expectativa levantada entre las partes, no se salieron del argumentario que las fuentes consultadas por Economía Digital esperaban: ellos no vieron nada.
Según uno de los asistentes a la sesión que dirige el magistrado Alejandro Abascal, ambos auditores aseguraron que no detectaron el falseamiento contable presuntamente orquestado por Ricardo Currás al ser demasiado pequeño.
Por ello, ninguno detectó, aseguran, el falso incremento de 52 millones de euros de ingresos en las cuentas de 2016 y 2017. Según los accionistas minoritarios, la facturación fue hinchada artificialmente para que Currás, entonces consejero delegado, y su número dos, Amando Sánchez, para cobrar sus respectivos bonos de objetivos.
La citación se produce después de que el juez haya expresado desde el mes de junio sus sospechas sobre el papel de KPMG en el escándalo. En verano, el magistrado ya solicitó a la big four no solo toda la información cruzada sobre las auditorías practicadas a la cadena de supermercados, sino también detalles sobre las personas que trabajaron en ellas y el papel que desempeñaron.
En septiembre, la Audiencia Nacional decidió ir un paso más allá e imputar a ambos auditores al no haber detectado alertado de ninguna salvedad en los 28 años que la firma validó las cuentas de la empresa hasta 2018, cuando pasó a ser propiedad del magnate Mikhail Fridman.
Para ello, se valió de la existencia de indicios, procedentes de las testificales y del expediente emitido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que apuntaron al equipo de KPMG, pues debió haber sido consciente de las prácticas realizadas por el equipo de Currás.
La CNMV y los analistas ya señalaron a KPMG
Abascal no es ni mucho menos el primero en poner el foco en las prácticas de la auditora. Ya en la junta de mayo de 2018, cuando Fridman tomó el control de la cotizada, varios accionistas reprocharon a KPMG su inacción.
Muchos llegaron motivados por la casa de análisis PIRC, dedicada al asesoramiento sobre el derecho de voto a accionistas. Criticó el desempeño de la firma y dio la recomendación de oponerse a su reelección como auditora. Por culpa del consejo, la reelección de la organización fue la segunda medida que más votos en contra cosechó.
KPMG también fue criticada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) después de que las irregularidades en Dia salieran a la luz. El organismo dirigido por Sebastián Albella, que acusó de «falta de diligencia» a los consejeros que formaban parte de la Comisión de Auditoría de la firma, también vio «indicios de disconformidad» en su actuación al no detectar ninguna práctica irregular.