Los accionistas de Danone se rebelan
La multinacional francesa no reparte dividendos y destina el beneficio a reservas
El gigante alimentario Danone, de Barcelona, ya no es la balsa de aceite de años atrás, cuando la empresa navegaba viento en popa. Como a todo el mundo, la crisis también le ha tocado.
La junta de accionistas del pasado mes de junio que debía aprobar las cuentas de 2013 vivió un episodio insólito. Varios socios titulares del 22,9% votaron contra el acuerdo del consejo de administración de destinar la totalidad del excedente a reservas.
Los disidentes, encabezados por las familias Portabella, Carasso, Botton y Fuster, querían dividendos. Pero el consejo de administración de la multinacional francesa hizo valer el peso del 75% del capital que controla y aprobó que el beneficio pasase a engrosar los recursos propios. Es el segundo año consecutivo que los accionistas se quedan a dos velas.
Tradición rota
Semejante medida es extraordinaria en una firma que ha venido entregando jugosísimos retornos a sus propietarios. En 2012, último año que hubo reparto de dividendos, la suma distribuida ascendió a 223 millones de euros.
El acuerdo del alto mando de la casa responde a la necesidad de robustecer el balance ante la reestructuración que ha acometido durante los dos últimos años. Sólo en 2013 tuvo que hacer frente a 61 millones de gastos relacionados con indemnizaciones por despido, prejubilaciones y otras medidas relacionadas con el adelgazamiento de su estructura. La plantilla se recortó en un centenar de personas y ahora consta de 1.685. Hace seis años tenía 2.140 empleados.
Menos beneficios
El giro consolidado de Danone bajó en 2013 de 1.141 a 1.031 millones, el 81% generado en España. El resultado de explotación se desplomó de 190 a 65 millones. Y el neto cayó de 153 a 60 millones. Desde 1997, Danone no registraba un beneficio tan bajo. En 2007, el último año antes de la crisis, la compañía facturó 1.525 millones y declaró un beneficio neto de 254.
Danone tiene cuatro divisiones de negocio: lácteos, agua mineral, nutrición infantil y nutrición médica. Las dos primeras acaparan el grueso del negocio, pero desde hace tiempo se ven afectadas por la feroz competencia de las marcas blancas.
Lo mismo ocurre con el agua envasada, que vende bajo las enseñas Font Vella y Lanjarón. La filial que las comercializa entró en pérdidas por primera vez en 2013. Facturó 191 millones, con un retroceso del 42% en los últimos siete años.
Con todo, cabe destacar que Danone carece de endeudamiento bancario y sigue gozando de una sólida posición financiera.