Las ‘esclavas’ malditas de Mango
Una traducción literal provoca una crisis de marketing en el grupo de moda de Isak Andic
La Real Academia Española define esclava como una “pulsera sin adornos y que no se abre” o una “grande que puede abrirse”. Es la quinta acepción para definir la palabra y no todos los idiomas la aceptan. La mayoría, incluso los que tienen raíz latina, sólo la definen como una persona privada de libertad y/o sometida. Confundir este extremo conlleva una crisis de marketing importante, como la que ha vivido este lunes Mango.
Las alarmas del grupo de moda dirigido por Isak Andic sonaron en Francia. En el país vecino se ha iniciado una campaña de recogida de firmas on line para reclamar la retirada de las tiendas de una colección de dos pulseras y un collar de nueva temporada que se definían “tipo esclava con eslabones, chapa identidad y cierre de mosquetón”. Tres características que han indignado a los galos, ya que la bisutería se ha vendido con una traducción literal de esclava por esclave. En francés no tiene ningún significado específico para el sector de la joyería.
Más de 3.000 adhesiones
“Mango trivializa una tragedia histórica que hoy en día aún afecta a millones de personas en todo el mundo”, reza el escrito realizado por la ex Miss Francia Sonia Rolland, la actriz Aïssa Maïga y la periodista Rokhaya Daillo. En tan sólo un día, la petición ha sido firmada por más de 3.000 personas.
También incluye una carta que han remitido a los responsables del departamento de marketing y comunicación de la multinacional con sede en Palau-solità i Plegamans (Barcelona). En la petición, las tres mujeres recuerdan que la constitución francesa considera la esclavitud como un crimen contra la humanidad y tachan a Mango de incumplir de forma “grave la ética” por poner el nombre de un crimen “de lesa humanidad” a un “ornamento decorativo”. “La esclavitud no es un estilo para los amantes de la moda o un nicho de mercado. Es una tragedia de extrema gravedad”, añaden.
Cambio de nombre
El dolor de cabeza de Andic no se ha quedado en Francia. Poco después del inicio de la campaña on line, los medios del país se han hecho eco del error gramatical de Mango y la información se ha escampado como la pólvora.
Poco después del mediodía, la multinacional ha procedido a cambiar el nombre del collar y las dos pulseras y ha entonado el mea culpa. Ha dejado claro en un comunicado que no quería “herir la sensibilidad de nadie” y ha procedido a realizar “las modificaciones oportunas en todas sus plataformas”. A media tarde del lunes, las esclavas malditas ya se definían en el portal de e-commerce del grupo como collar/pulsera “con eslabones metálicos y cierre de mosquetón”.
Pero la petición sigue activa y, con ella, la constatación del error de marketing de Mango que le ha llevado a ser señalado como defensor de la esclavitud. “Nada más lejos de la realidad”, tal y como afirman de forma tajante desde el grupo. Y es que en una multinacional con talleres en países en vías de desarrollo, tal acusación es un torpedo a su imagen de marca.