La investigación científica de BCN hace las maletas hacia EEUU

La UB invierte 100 millones anuales mientras la de Stanford dedica casi 950 millones

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La Universidad de Barcelona (UB) y la comunidad científica española en general envidia el sistema de investigación y desarrollo (I D) de Estados Unidos (EEUU). La aportación pública española ha tocado hueso en los últimos años, amparándose en la crisis económica. Y como consecuencia, muchos de los doctores y profesores que invierten años en proyectos con un final social, optan por el éxodo académico hacia tierras norteamericanas.

La escasa dedicación de la Administración Pública española en la UB la ha sacado a relucir el vicerector de política científica de la universidad pública catalana, Enric Canela. La facultad dedica 100 millones de euros en investigación y a cambio, el retorno económico es ínfimo. Una grave situación que Canela ha querido comparar con la cuna del I D. La Universidad de Stanford destina casi 950 millones anuales. Y, pese a tratarse de una institución académica privada, el 85% de la aportación económica proviene de capital público.

Mentalidad académica

“Ellos tienen un concepto ideológico de universidad que ni tiene ni tendrá Europa”, justifica Canela. El vicerector de política científica clama contra la Administración Pública por su falta de apoyo en la economía del conocimiento. La crisis no puede ser la escusa con la que ampararse el sistema público ya que es una cuestión de mentalidad, sostiene. “¿Qué han hecho en Francia? Poner más dinero en I D”, puntualiza.

La consecuencia más directa es la pérdida de capital humano. Este jueves la UB está de celebración porque premia cuatro proyectos que han conseguido trasladar el conocimiento universitario a la sociedad. Pero tres de ellos se están desarrollando en tierras americanas.

Premios del Consell Social

Los premios los entrega el Consell Social de la UB, institución presidida por Salvador Alemany –también presidente de Abertis–. Unos galardones que reconocen estudios tan variopintos como el de los mecanismos con los que los adultos aprenden una segunda lengua. del investigador Toni Cunillera. O cómo tratar el cáncer a través de la hipertermia (exposición al calor) para matar las células cancerígenas, de la doctora Mar Creixell. La universidad también premia los algoritmos de visión artificial de la profesora Petia Ivanova o el desarrollo empresarial de Infinitec, dedicada al mundo de la cosmética de la mano de Alfons Hidalgo y Josep Maria Borràs.

Temas muy diversos y todos ellos con una aplicación directa en la sociedad que tienen en común un mismo punto: su desarrollo en Estados Unidos. La doctora Creixell trabaja en la universidad de Texas, pero su proyecto ha pasado por universidades de Florida o Baltimore. Hidalgo comercializa el 80% de su producto en el extranjero y ha instalado sus oficinas en EEUU. E Ivanova ha alcanzado un acuerdo con la empresa Boston Scientific para extender su investigación.

Exportadores de conocimiento

“No puede ser que nos convirtamos en un país que, miserablemente, está perdiendo el capital humano. Estamos expulsando lo que estamos haciendo”, lamenta Canela. Una apreciación que suaviza Alemany. El presidente del Consell Social sostiene que es bueno para el país “porque tenemos que incorporar el conocimiento”. Eso sí, ha puntualizado que no será un problema siempre y cuando haya un retorno en la sociedad.

Cunillera, ha investigado el aprendizaje de una segunda lengua en adultos desde 2002, pero hasta 2009 no llegaron los primeros reconocimientos. Pudo desarrollar su proyecto en pleno apogeo económico. Ahora sufre los recortes en investigación. “No sabemos bien bien qué hacer. Yo tengo que luchar por ayudas públicas”. El Gobierno ha desamparado a la comunidad científica, pero para este investigador, la propia UB también ha soltado la mano de la investigación más básica.

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