La hostelería tiembla ante la amenaza de 45.000 cierres más en 2020
Pérdidas sin precedentes, derrumbe en bolsa y miles de desempleados. La radiografía de la hostelería en España es dramática
Se les señala como uno de los principales focos de los rebrotes del coronavirus y sienten que no se les escucha. La hostelería en España, un sector que emplea a más de 1.200.000 personas y mueve el 6,2% del PIB, tiene por delante un horizonte muy preocupante, ante la evolución de la pandemia y los confinamientos selectivos que se avecinan. Sus temores: más cierres, más desempleados y una sangría de pérdidas en las principales empresas del sector.
El presidente de la patronal Hostelería de España, José Luis Yzuel, considera que el futuro es «muy negro”, a la vista de los datos que se han registrado: 40.000 negocios de restauración ya han cerrado y podrían hacerlo otros 25.000 a final de año. La cifra no es la peor: se podría llegar a los 85.000 con las nuevas restricciones, es decir, 45.000 más de los contabilizados.
La plataforma Juntos con la hostelería, formada por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC), además de Hostelería de España, intenta ahora poner en marcha un plan estratégico con la ayuda del Gobierno.
La hostelería podría terminar 2020 con 85.000 empresas menos
El objetivo, dicen, es salvar el sector gastronómico dado su peso. Consideran que, si se incluyen actividades económicas relacionadas con el turismo gastronómico, esta actividad asciende hasta el 20-25% del PIB y el empleo en el país.
Pérdidas millonarias
La situación actual de las empresas, independientemente de su tamaño, es dramática. Los datos de algunas compañías de restauración son demoledores: Arcos Dorados, la franquicia más grande de McDonald’s, registró unas pérdidas netas atribuidas de 116 millones de euros en el primer semestre del año, y el Grupo Paraguas declaró 2 millones de pérdidas al mes durante el estado de alarma.
El mercado sabe que los grupos de restauración sufren, por lo que el miedo también se ha trasladado a las cotizadas en bolsa. Alsea, propietaria de cadenas como VIPS, Domino’s, Burger King y Starbucks, entre otros, vio cómo sus acciones cayeron un 70% en abril, mientras que AmRest, propietario de La Tagliatella, se dejó casi la mitad de su capitalización bursátil desde la segunda semana de marzo, cuando se instauró el estado de alarma.
La evolución podría haber mejorado en verano, con la campaña estival, pero no ha sido así. Los datos publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) muestran que en el mes de julio se firmaron 233.752 contratos en hostelería, una cifra que ni siquiera alcanza la mitad de los suscritos en 2019 (486.151).
Son cifras que tienen sentido si se analizan los datos por comunidades autónomas. La caída de la contratación fue especialmente intensa en las regiones más turísticas, como Canarias, donde cae un 54,8 %, y Baleares, donde el descenso es del 45%. Les siguen Madrid (39,71%) y Navarra (38,74%).
El trabajador, desprotegido ante los grandes grupos
Ante la situación vivida, la respuesta de las multinacionales ha sido la de esquivar las consecuencias de la pandemia pese a todo. Los grandes grupos no hacen concesiones ni aplican ningún tipo de medida o ayuda solidaria con sus franquiciados en España.
Gigantes como McDonald’s y Beer & Food (Tony Roma’s, Tommy Mel’s, Cruz Blanca, entre otros) exigen a sus franquiciados todo el royalty. Es decir, deben abonar el pago en su totalidad por usar la marca y por sus ventas asociadas, pese a que el Gobierno ha impuesto a su vez duras medidas de distanciamiento social y limitación de aforo que se han traducido inevitablemente en menos ingresos.
El de los franquiciados es un colectivo especialmente vulnerable a la crisis sanitaria. Un informe de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF) apuntaba a que el 75% de este colectivo había solicitado un crédito al Instituto Oficial de Crédito (ICO) para hacer frente al impacto del coronavirus.