La guerra de opas sobre Abertis abre un cisma en el Gobierno
Nadal y De la Serna presionan a la CNMV para que vete la oferta de Atlantia por Abertis pero De Guindos se distancia para dar el salto al BCE
El Gobierno ha conseguido lo que quería –o una parte de ello– respecto a Abertis: enmarañar su venta para dinamitar la opción de que Atlantia gane la guerra de opas que mantiene con la ACS de Florentino Pérez. El objetivo no es otro que evitar que la concesionaria española termine en manos italianas. Pero no lo está haciendo a coste cero. No hay unanimidad en el ejecutivo de Rajoy y los promotores del veto se enfrentan a la CNMV y a Luis de Guindos y sus espiraciones europeas.
El ministro de economía se ha mantenido expresamente al margen de la posición, hostil, del Gobierno respecto a Atlantia. Primero, por convicción de que no puede inmiscuirse en asuntos entre empresas. Pero, sobre todo, por sus aspiraciones de ser vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Las manifestaciones en otro sentido de algunos de sus compañeros de gabinete no le incomodaban, pero ahora han puesto a la CNMV, cuyo presidente es nombrado por Economía, en un brete, y con él a De Guindos.
Álvaro Nadal, ministro de energía, ha sido el que ha liderado la línea anti Atlantia, con el apoyo de Íñigo de la Serna (Fomento). Los motivos son principalmente dos: no quieren que se repita el caso Endesa –Nadal ha criticado públicamente lo que considera falta de inversiones de la italiana Enel en Endesa– y entienden que, si Abertis no pudo comprar Autostrade –ahora Atlantia– hace más de una década por el veto del gobierno italiano, no es justo que la operación sí sea posible en la dirección opuesta.
Nadal y De la Serna lideran el frente anti Atlantia, pero ahora incomoda las ambiciones de Luis de Guindos
Nadal y De la Serna exploraron varias vías para torpedear la oferta del grupo italiano controlado por los Benetton, aprovechando que éste no solicitó la aprobación del Gobierno. Las vías eran: por la participación mayoritaria de Abertis en Hispasat, participada también por la empresa pública SEPI y considerada estratégica por su colaboración con el ministerio de Defensa, y por el cambio de participación de la primera concesionaria de autopistas de España.
Finalmente se apoyó en ambos hechos, pese a que Hispasat está a punto de ser vendida a REE y a que la CNMV ya consideró que la opa de Atlantia era correcta. Con un informe de abogacía del Estado que no era concluyente –considerable “razonable” pero no seguro que la compañía italiana debería haber pedido permiso al Gobierno–, requirió la semana pasada a la CNMV que obligue al grupo dirigido por Giovanni Castellucci a pedir autorización a España o, en caso contrario, anule la opa.
La difícil posición de la CNMV en Abertis
La CNMV tiene un mes para decidir, mientras que Atlantia ha dicho que acatará lo que decida el regulador español. Pero dicho organismo está en una situación difícil. Ya respondió el jueves pasado que sigue pensando que la opa tiene visos de ser correcta, y nada ha cambiado desde que, en octubre, ya desoyó el consejo del Gobierno para que no la aprobara. Dar un paso atrás sería rectificar y podría poner en cuestión su independencia. Pero también dejaría en mal lugar a De Guindos, quien nombró a Sebastián Albella.
Pese a ser un organismo independiente, el ministerio de Economía nombra al presidente de la CNMV. No es casual que, mientras Nadal y De la Serna maniobraban para frenar a Atlantia, De Guindos, el ministro de economía, se haya mantenido mucho más prudente. Y ahora no ha visto con buenos ojos el movimiento de sus todavía compañeros en el Consejo de Ministros, según apuntan fuentes cercanas al proceso.
España se arriesga a que su movimiento respecto a Atlantia sea mal visto en Europa por proteccionista
La realidad es que la posición de Luis De Guindos siempre ha sido más liberal que la de los otros dos ministros, sobre todo Nadal, al que suele escuchar Rajoy. Pero ahora ve con cierto temor el movimiento del Gobierno, puesto que se ha postulado para ocupar la vicepresidencia del BCE cuando se renueve su consejo, en abril.
La posición española puede ser vista desde Europa como proteccionista, al impedir la compra de uno de los llamados “campeones nacionales” por parte de una empresa extranjera. Estos movimientos no gustan en las instituciones comunitarias, por lo que no favorecen las opciones del ministro español de dar el salto a Frankfurt, si bien es cierto que parece tenerlo hecho, al contar con el apoyo de Angela Merkel.
En este contexto, si Nadal y De la Serna logran frenar a Atlantia, puede verse no solo como proteccionista, sino como la desautorización de la posición de Luis de Guindos y de su hombre al frente del regulador de la bolsa. Albella quedaría en una situación muy delicada. Pero si la CNMV sigue en sus trece, su presidente también podría jugarse el puesto, al margen de que se entraría en un conflicto sin precedentes entre el Gobierno y el regulador de su mercado de valores.