La distancia entre pasajeros: la ruina de las aerolíneas
Mientras se impongan las medidas de distanciamiento social, el sector ve imposible rentabilizar su operativa ante la imposibilidad de llenar los aviones
La Guardia Civil denunciaba la pasada semana a Iberia y Air Europa por no respetar la distancia de seguridad en dos vuelos que aterrizaron en Ibiza. Más allá del incidente, el acta del cuerpo policial es premonitorio: las aerolíneas necesitan llenar sus aviones para ser rentables. Y con las medidas de distanciamiento social que, parece, se van a imponer durante meses en la sociedad no hay manera que puedan ganar dinero si mantienen el modelo de negocio actual, basado en alcanzar el breakeven cuando se ocupa el 70% del aparato.
Hasta el momento, y a falta de una normativa internacional, muchas aerolíneas optaron por dejar libres los asientos del medio de cada fila. Es la práctica que siguen compañías como Easyjet o Vueling pero que podría no ser ni siquiera suficiente para satisfacer los estándares de las autoridades. En España, por ejemplo, las empresas operan ahora por una concesión administrativa que les obliga a dejar vacía al menos el 50% de la aeronave, según las resoluciones publicadas en el BOE.
“No tenemos ni idea de como se puede rentabilizar esto”, lamentan desde una compañía aérea de bajo coste. Por ahora, el foco está puesto en el corto plazo: “¿Cuándo se permitirá volver a volar? ¿Cuándo se abrirán las fronteras? ¿Regresarán con tanta fuerza los viajes de negocio?”. Incógnitas que no tapan la incertidumbre existente para el paulatino regreso a la normalidad.
«La distancia social en los aviones es una propuesta loca y terriblemente ineficaz», lamenta O’Leary
En China, las aerolíneas tuvieron que vender solo dos asientos por fila en los momentos más duros de la pandemia; una limitación que se relajó al 75% de la capacidad cuando se logró contener el avance del virus.
No obstante, el primero en criticar abiertamente el distanciamiento fue Michael O’Leary, consejero delegado de Ryanair. En una entrevista concedida a Reuters advirtió que dejar el asiento del medio vacío es una propuesta “loca” y “terriblemente ineficaz”. Ni siquiera hablar de respetar los aproximadamente dos metros entre pasajeros, para lo que habría que dejar dos butacas de distancia entre cada usuario.
“La gente viene al aeropuerto en trenes sin distanciamiento social”, añadió. Y remató: “No se puede establecer una distancia social ni en el aeropuerto, ni en el check-in, ni en la seguridad, ni en los restaurantes ni en las tiendas”. A la tesis, se suman el resto de fuentes del sector consultadas por este medio.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), las compañías aéreas necesitan vender alrededor del 70% de los billetes para comenzar a ganar dinero. Todas las opciones existentes en el tablero rebajan el umbral: desde el 66% de la capacidad que supondría eliminar el asiento del medio hasta el 33% que implicaría vender solo dos boletos por fila.
«Solo las grandes aerolíneas del Golfo Pérsico y Singapore Airlines están protegidas»
Así, para Óscar Oliver, director general del Centro de Estudios del Transporte para el Mediterráneo Occidental (CETMO) no habrá vencedores. «Sufrirán todas las compañías, solo las grandes aerolíneas del Golfo Pérsico —Etihad, Emirates y Qatar Airways— y quizás Singapore Airlines cuentan con el colchón garantizado». Las primeras firmas ya empiezan a caer y South African Airways, una de las operadoras más importante de África, anunció su disolución la pasada semana.
«El impacto será tanto para las low-cost, que basaron toda su propuesta en el precio, como para las antiguas compañías de bandera, que arrastran una situación financiera complicada y acostumbran a tener una conflictividad laboral muy grande», compara en la conversación mantenida con Economía Digital. Por ello, la mayoría de Estados europeos ya estudia medidas de rescate, tanto a corto como a medio plazo, para sus aerolíneas.
Pero mientras se vuelve a la normalidad, prevista para cuando se encuentre una vacuna que frene el Covid-19, volar en avión podría dejar de ser un bien al alcance de todos los públicos. Según las cifras de 2019, las compañías ganaban 5,21 dólares por cada billete de ida y vuelta comercializado a 400 dólares. Un desplome de los asientos disponibles podría obligar a muchas firmas a disparar los precios con tal de reducir el agujero financiero.
La tecnología como solución
Para tranquilizar a pasajeros y tripulación, las aerolíneas tratan de recordar que los aviones modernos cuentan con filtros HEPA, que logran limpiar el aire con una efectividad similar a la de los quirófanos de los hospitales. Sin embargo, la recirculación del aire se produce de forma horizontal, por lo que a través de un estornudo o la tos el coronavirus circularía por la cabina durante un tiempo antes de ser eliminado por estos filtros.
Por ello, ya surgen las primeras iniciativas para adaptar estos sistemas a la pandemia actual, aunque sean de dudosa implantación. El profesor Qingyan Chen, de la Universidad Purdue de Indiana diseñó un nuevo filtrado HEPA en el que los dispositivos estarían debajo de cada asiento, por lo que el aire limpio emergería desde el suelo y sería aspirado por un segundo utensilio colocado en el techo.