La crisis del automóvil también sacude a las fábricas
El descenso de las ventas de coches en España no llega solo: las plantas del país cada vez producen menos vehículos
«Después de tres trimestres de caídas, ya se puede hablar de crisis en el sector del automóvil». La frase, que hace referencia al descenso de las ventas, tiene apenas dos semanas y salió de Mario Armero, vicepresidente de la patronal Anfac. Sin embargo, los problemas no afectan sólo a la comercialización, el descenso golpea también a la actividad de las fábricas del noveno productor del planeta.
En lo que va de 2019, la fabricación se descalabra casi al ritmo del 7% empujada por la renuncia de los compradores al diésel.
Los datos del Ministerio de Industria revelan que entre enero y mayo la producción de turismos y todoterrenos cayó el 6,9% frente al mismo periodo de 2018. Los vehículos salidos de las plantas españolas se quedaron así en 1,01 millones.
Complicado parece que se cumplan los augurios del presidente de la asociación de fabricantes, José Vicente de los Mozos: «En el mejor de los casos el sector se mantendrá».
Con 350.000 empleos generados de manera directa e indirecta la renuncia de los usuarios a los combustibles diésel propicio tal descenso.
A la incertidumbre general se unen las dudas particulares sobre la fábrica de Ford en Almussafes (Valencia). Con el fabricante estadounidense en plena oleada de recortes por todo el Viejo Continente, la instalación española espera su turno tras sufrir varios expedientes de regulación de empleo (ERE) temporales.
Aunque el cierre de la instalación no parece probable, los proveedores ya plantean distintos escenarios que saltan desde tratar de captar parte del trabajo de modelos que sí parecen asegurados –como el Ford Kuga— hasta la clausura de sus centros.
Los proveedores del automóvil, en alerta
Pero la industria del automóvil no es una burbuja. También repercute en sus proveedores sus problemas. Sin ir más lejos, una de las afectadas es la química alemana BASF, que elabora aproximadamente el 40% de la pintura que se utiliza en España para tintar los vehículos. “En el último ya semestre notamos un fuerte frenazo en el sector del automóvil”, lamentó el director general de la compañía en España, Carles Navarro.
Aunque de forma tangencial, otra de las afectadas fue a metalúrgica catalana Celsa que, en su fábrica de Santander, trabaja para el sector. «En el último trimestre detectamos una reducción de la cartera de pedidos relacionados con el sector automovilístico», dicen fuentes de la empresa.
La empresa presidida por Francesc Rubiralta optó para impulsar la producción para «otro tipo de sectores» con tal de limitar el impacto.
Las previsiones para el próximo ejercicio no son halagüeñas: «estimamos una ralentización coyuntural con un descenso de alrededor del 5% durante el primer semestre que, no obstante, se corregiría durante la segunda mitad del año». Así, el descenso máximo calculado ronda el 0,6% a lo largo del ejercicio.