La Audiencia Nacional imputa a Fridman (DIA) por Zed
La justicia acepta la petición de Anticorrupción que solicitó su imputación por supuestos delitos contra el mercado y administración desleal, entre otros
El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha acordado este miércoles la imputación del multimillonario ruso y máximo accionista de la cadena de supermercados DIA, Mikhail Fridman, en la causa que investiga supuestas irregularidades en la caída del grupo tecnológico Zed.
El titular del juzgado central de Instrucción número 6 ha aceptado la petición de la Fiscalía Anticorrupción, que a comienzos de semana solicitó la imputación del magnate por supuestos delitos contra el mercado, administración desleal e insolvencia punible.
El relato del Ministerio Público ubica al empresario en el origen de la insolvencia de Zed, una situación que Fridman, accionista del grupo tecnológico, habría propiciado con maniobras para asfixiar a la compañía económicamente y después adquirirla por 20 millones de euros, un «precio irrisorio» por debajo del de mercado.
El fiscal del caso Zed, José Grinda, concluía en un escrito conocido este lunes que el magnate alcanzó una «posición de privilegio frente a cualquier tipo de decisión» del Grupo Zed cuando se convirtió en uno de los principales acreedores de la compañía en 2013, aunque los vínculos con el empresario se remontan a hace casi una década, con la entrada en el accionariado de varias de sus sociedades afines.
Las sospechas de Anticorrupción, de las que ahora se hace eco el juez en su auto, parten de la denuncia previa del expresidente de Zed, Javier Pérez Dolset, que en 2016 expuso ante la Fiscalía una serie de actuaciones personales y societarias de sus socios que podrían ser constitutivas de una absorción ilegal de empresas.
Apenas un año más tarde, en 2017, la Audiencia Nacional abría una causa contra el propio Pérez Dolset y otras diecinueve personas, por un presunto delito de fraude de subvenciones en la compañía, que habría ocasionado un perjuicio de más de 100 millones de euros.
Un portavoz de Fridman señala a Economía Digital que todavía no han recibido «ninguna notificación legal sobre este asunto». Las acusaciones, «tal como las entendemos actualmente, parecen ser el producto de una teoría de la conspiración inventada por el Sr. Dolset y sus asociados, de quienes se ha comprobado en asuntos relacionados que han aportado pruebas falsas y engañosas».
El mismo portavoz insiste en que cualquier acusación que implique a Mikhail Fridman en cualquier tipo de actividad ilegal con respecto a las empresas del Grupo Zed «es totalmente falsa y confiamos en que las autoridades españolas — una vez examinado el caso — estarán de acuerdo con nosotros».
Objetivo: «Asfixiar» a Zed
Las presiones de Fridman por Zed fueron más allá. Desde Anticorrupción también denuncian la «presión y ahogo económico» sobre Zed WorlWide que desarrollaron otros de sus socios rusos, con los que se planificó una «estrategia ilegal de interrupción de pagos de dividendos de las filiales rusas que dio lugar a una falta total de liquidez».
Por otro lado, otras de las sociedades de Fridman, Vimpelcom, aprovechó la situación de «descontrol e irregularidad» del Grupo Zed para «reducir o eliminar» los contratos suscritos con el grupo chipriota Temafon, del que la tecnológica de Pérez-Dolset había adquirido el 50,10 por ciento de su capital en 2009, sin que conste que se hubiera producido un incumplimiento del objetivo, ni siquiera una prestación defectuosa de las obligaciones pactadas.
Según el fiscal, el objetivo era lograr la «asfixia económica» de Zed con la «pérdida de capitales en presuntas comisiones ilegales». En este sentido, Anticorrupción señala que Fridman era conocedor de las obligaciones crediticias que el grupo español tenía contraídas, así como su «imposibilidad de hacer frente a dicho préstamo si se producía una reducción sensible de los ingreso procedentes del mercado ruso».