Idealista liquida el mayor chollo de las inmobiliarias
Las agencias inmobiliarias sufren el desplome de un negocio redondo: cobrar hasta 6.000 euros por “conseguir” una hipoteca
A las agencias inmobiliarias de media España se les acaba su mayor chollo. Se trata del negocio más rentable que han levantado en los últimos años: la intermediación para lograr hipotecas para los compradores de pisos. Por apenas llevar la documentación del comprador de una vivienda a una agencia bancaria (un trámite que puede tardar una mañana o una tarde) cobraban hasta 6.000 euros.
Las inmobiliarias de franquicia y las pequeñas agencias de barrio habían vendido a sus clientes la idea de que los bancos ofrecen tipos de interés mucho menores si las hipotecas son solicitadas a través de inmobiliarias.
El argumento era muy sencillo. “Nosotros pedimos muchas hipotecas a los bancos y por esa razón nos ofrecen tipos más bajos”, explican las agencias inmobiliarias a los compradores.
En algunos casos, puede ser cierto. Las agencias suelen trabajar con oficinas bancarias concretas donde mantienen trato directo y constante con directores de agencia que pueden hacer rebajas de tipos en función del perfil de cliente. Pero, en otros casos, las inmobiliarias se convierten en meros intermediarios para solicitar una hipoteca. Papeleo y burocracia. Enviar nóminas, unas fotocopias del DNI y extractos bancarios. Y por ello cobran hasta 6.000 euros.
“Son tramites que puedo hacer en una mañana. Llamo a dos o tres directores de banco conocidos. Les explico el perfil del cliente y me ofrecen unas condiciones. Si el cliente acepta, tenemos nuestra comisión por la financiación, además de la comisión del piso”, explica el comercial de una agencia inmobiliaria de barrio en Madrid.
Además de cobrar entre 3.000 y 6.000 euros por solicitar una hipoteca, la agencia inmobiliaria también recibe una comisión por parte del banco por llevarles clientes. Hasta ahora el negocio iba viento en popa, pero las cosas están cambiando.
El peligro para las agencias tradicionales
Las agencias están preocupadas por el avance de un actor que les está arrebatando ese negocio fácil a las agencias. Idealista y otros intermediarios on-line como Rastreator, Credimarket o HelpmyCash están destruyendo esta fuente de ingresos.
En plena crisis hipotecaria, Idealista lanzó el servicio Idealista Hipotecas. Los compradores envían todos sus datos a la empresa, que se encarga de solicitar hipotecas a 17 bancos distintos. Y de inmediato, cada entidad envía por correo a los clientes sus ofertas.
Es, con algunas diferencias, lo mismo que hacían las agencias bancarias hasta ahora. Sólo que Idealista y los nuevos intermediarios online no cobran nada al comprador. Se conforman con la comisión que les otorgan los bancos por captar un cliente: algo menos de 1.000 euros, según explican fuentes del sector.
El responsable de Idealista Hipotecas, Juan Villén, reconoce que el producto quita negocio a las inmobiliarias tradicionales, pero explica que los nuevos productos de los intermediarios online han llegado para poner algo de raciocinio a las comisiones que se cobraban hasta ahora por este tipo de servicios.
“Con estas comisiones, más la comisión de compra-venta, algunas agencias podrían llegar a cobrar entre 15.000 y 20.000 euros por una operación. Y entonces deberíamos preguntarnos si el esfuerzo realizado por este trámite se corresponde con estas comisiones tan elevadas”, explica Villén.
La empresa fundada por los hermanos Fernando y Jesús Encinar reciben mensualmente entre 6.000 y 7.000 solicitudes de hipotecas, aunque reconocen que la cantidad de operaciones que cierran es muy inferior a esa cifra.
Idealista no pretende levantar un negocio medular con este servicio. Simplemente pretende ofrecer un valor añadido a los clientes. Mientras tanto, las inmobiliarias tradicionales se ven obligadas a quedarse con el negocio tradicional: la compra y venta de inmuebles. Hasta que explote el fenómeno de las inmobiliarias low-cost como Housell que sólo cobran 1.500 euros por estas operaciones. Entonces, las franquicias y agencias inmobiliarias, tal como las conocemos hoy, tendrán sus días contados.