Iberdrola pierde más de 1.000 millones en el negocio nuclear
La mitad de los ingresos de Iberdrola Generación Nuclear se destinaron al pago de impuestos, una situación que para Ignacio Sánchez Galán es insostenible
Iberdrola Generación Nuclear, la filial de la energética que agrupa las actividades del negocio nuclear, perdió 309,3 millones de euros en el año pasado, por lo que el déficit de esta división llega a los 1.075 millones desde el 2013.
En los resultados del Registro Mercantil difundidos por Europa Press se precisa que desde su constitución en 2012, la filial nuclear acumula un déficit tras otro: en 2013 se dejó 232,6 millones de euros, al año siguiente las pérdidas subieron a 311,39 millones y en 2015 fueron de 221,78 millones.
En el apartado de ingresos, Iberdrola Generación Nuclear recaudó 950,58 millones de euros en el 2016, un 18% menos que el año anterior. Una gran parte, el 42%, tuvo que destinarse al pago de impuestos por 396 millones; entre los 174 millones de la tasa Enresa (la compañía pública que gestiona los residuos nucleares), otros 134 millones del impuesto a la ‘basura nuclear’, más 67 millones en concepto de producción y 51 millones de ecotasas.
En su informe, Iberdrola indica que las pérdidas de últimos dos años se ha debido al descenso de los precios en el mercado, lo que le hizo más difícil abordar el pago de los impuestos.
Iberdrola: denuncia que las cargas impositivas hacen inviable el negocio nuclear
Iberdrola tiene pocas ganas de seguir adelante con su negocio nuclear en estas condiciones. En la última junta general de accionistas de la energética, su presidente Ignacio Sánchez Galán afirmó que la actividad no es viable si el 50% de los ingresos son absorbidos por impuestos y obligaciones. Por ello pidió analizar el marco regulatorio y fiscal y garantizar que el sector pueda ser viable.
Iberdrola tiene participación en las centrales nucleares de Cofrentes (100%), Almaraz I (53%), Almaraz II (53%), Trillo (49%), Vandellós II (28%) y Asco II (15%). Con Endesa es copropietario de la planta de Santa María de Garoña, a la que propuso en el consejo de la sociedad Nuclenor -que ostenta la titularidad de la central- desistir de la solicitud de renovación de la planta, que supondría el cese definitivo de la instalación.