Iberdrola avisa de los riesgos de un mal brexit
En su informe de 2018, el grupo energético dedica una sección a enumerar los riesgos a los que se expone en el escenario de un brexit sin acuerdo
Aunque durante la presentación de resultados de Iberdrola, el presidente del grupo energético, Ignacio Sánchez Galán, comentó que no temía un impacto por la variación de divisas tras el brexit, éstas no son el único riesgo potencial al que se expone Iberdrola en el caso de una salida abrupta del Reino Unido de la UE.
No en vano, su informe anual de 2018 tiene una sección en la que la empresa detalla las medidas que ya está tomando para protegerse de cualquier contingencia que pueda acontecer en las próximas semanas, y en los meses posteriores.
Iberdrola recuerda que «si el acuerdo de retirada de la UE no es aprobado por el parlamento británico, existe el riesgo de un brexit sin acuerdo el 29 de marzo, lo que probablemente significaría que la relación comercial entre el Reino Unido y la UE se regularía por las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC)». Y ello implicaría cambios sustanciales.
De la misma manera, y atendiendo a los mismos temores, Telefónica también se ha armado para sacar pecho ante un brexit sin acuerdo.
Los riesgos a los que se expone Iberdrola con un brexit duro
Las reglas de la OMC sujetarían el comercio entre el Reino Unido y la UE a controles aduaneros y aranceles, lo que sin duda impulsaría un efecto económico en el país y, «por lo tanto», en Ibedrola y su filial Scottish Power.
Las empresas se preparan «para mitigar cualquier impacto negativo» y han preparado un «mapa de riesgos» de un mal brexit, así como han diseñado medidas para combatirlos.
Iberdrola, cuyos beneficios de 2018 superaron los 3.000 millones, cerró en enero la venta de sus centrales en Reino Unido por 777 millones, pero ha insistido en que ese es «un mercado clave» para el grupo y que sigue siendo uno de los pilares del presente y el futuro de su negocios. En el informe de 2018, asume que un brexit duro podría incidir en movimientos en el valor de la libra esterlina y otros instrumentos financieros.
«A más largo plazo, podrían darse cambios positivos o negativos en la economía del Reino Unido y en el entorno político y normativo en el que opera el grupo», admite Iberdrola. La política de riesgos financieros, añade, tiene en cuenta los peligros más habituales en el corto plazo, como «fluctuaciones adversas del tipo de cambio y del tipo de interés».
«Un amplio equipo regulatorio monitoriza cualquier riesgo potencial que pudiese surgir desde una perspectiva regulatoria y está en contacto con los Gobiernos y reguladores para minimizar cualquier impacto», dice el documento, que también enlista riesgos como la interrupción en la cadena de suministro, la exposición al tipo de cambio y aranceles adicionales si se aplican las normas de la OMC.
El riesgo contractual en contratos comerciales y no comerciales existentes, el libre movimiento de los empleados y la protección de datos son otros de los asuntos ante los que Iberdrola se mantiene vigilante. «Se ha realizado una revisión legal de todos los contratos críticos para determinar la exposición potencial y la mitigación específica de cada contrato», asegura el grupo.