Hawkers dilapida los millones del bolichico abriendo tiendas vacías
La marca de gafas del millonario venezolano Alejandro Betancourt abre una cincuentena de tiendas llenas de vendedores con los brazos cruzados
La marca de gafas Hawkers, propiedad del magnate venezolano Alejandro Betancourt (conocido popularmente como el bolichico) dilapida los millones de su propietario en tiendas que no atraen público y que lucen vacías de lunes a domingo.
El fabricante de gafas baratas que exhibió como ejemplo de éxito del emprendimiento español ha sido transformada radicalmente después de la llegada de Betancourt, un joven venezolano que acaparó la atención de la prensa venezolana por adjudicarse una decena de contratos para la construcción de plantas eléctricas en Venezuela durante el gobierno del fallecido Hugo Chávez.
Las plantas no se construyeron o nunca llegaron a funcionar pero Betancourt salió de Venezuela para invertir los millones de las adjudicaciones otorgadas a dedo por obra y gracia presidencial.
Ahora, su empresa más conocida en España, Hawkers, usa los millones traídos desde Venezuela para abrir tiendas que lucen vacías, sin clientes y sin trabajo. Los propios trabajadores, en un ataque de sinceridad, lo reconocen a este diario. “La verdad es que vendemos poco. Y nos dicen que en el resto de tiendas funcionan más o menos igual”, explica un joven dependiente en unas de las tiendas de Madrid.
A cualquier hora, en cualquier ubicación, las gafas que tanto triunfaron en internet parecen estar condenadas al fracaso en el mundo real. La empresa que creció como la espuma en los últimos años ahora sólo genera dudas, pero la cúpula de la compañía, encabezada por el millonario venezolano, continúa con su plan de aperturas de tiendas físicas, algunas de ellas en formato pop-up, es decir, tiendas efímeras de fácil montaje y desmontaje.
Incluso en la tienda a pocos metros de la Puerta del Sol en Madrid, un sábado en la tarde con las calles abarrotadas, el establecimiento está vacío y los dependientes revisan su móvil ante la falta de trabajo.
Tienda de Hawkers junto a la Puerta del Sol (Madrid) este sábado en la tarde.
La cúpula de Hawkers ha saltado por los aires y sus socios fundadores se han marchado en silencio sepulcral después de haber recibido a Betancourt y sus millones con los brazos abiertos.
El bienvenido y el apestado
Betancourt, que también ofreció sus millones a los emprendedores de Job and Talent, también intentó entrar en Cabify, pero las alarmas saltaron en la empresa, cuando se hizo una mínima investigación empresarial de Alejandro Betancourt.
El “bolichico” estaba dispuesto a invertir 30 millones de euros e ingresó una cantidad inferior al millón de euros como gesto de voluntad. Al conocer los riesgos reputacionales de la operación, la empresa española negó la entrada al magnate venezolano y le devolvió el dinero, tal como publicó este medio.
Pero en Hawkers tuvo otro recibimiento. Los fundadores de Hawkers explicaban a este diario, fascinados, tras el anuncio de la inyección de 50 millones de euros, que Alejandro Betancourt no les había puesto sobre la mesa ninguna exigencia para desembolsar sus millones. Dos años después, la empresa dispara costes operativos y de captación de clientes y aumenta las pérdidas.