Bananity, el ‘megarecomendador’
Pau García-Milà y Sergio Galiano idean una nueva red social para que los usuarios compartan pasiones a raíz de los gustos y fobias de cada uno de ellos
En una sociedad en la que el tiempo es cada vez un bien más preciado, sobre todo el que se destina al ocio personal, un grupo de emprendedores catalanes ha lanzado Bananity. Una nueva red social que nació en noviembre de 2011 con la que quieren ayudar a los usuarios en la toma decisiones a raíz de los gustos y las fobias de cada uno de ellos. Desde la elección de un vino o restaurante a una película o un libro. Es decir, un megarecomendador que tiene su headquarter en Sant Cugat del Vallès (Barcelona).
Y se basan en un sistema muy sencillo: que los propios miembros opinen. Así, en la comunidad cada persona puede indicar si ama u odia los ítems (para ellos bananas) que aparecen. Un universo tan amplio que va desde Belén Esteban a la arquitectura mexicana pasando por grupos como Weezer o el baile de la conga. Las bananas que los inscritos proponen. También propician el debate entre ellos en la página de cada ítem y la posibilidad de que recomienden la participación a su lista de amigos.
Con esta información de base, han desarrollado un algoritmo informático muy complejo en el que basan las recomendaciones automáticas. El verdadero valor añadido de su modelo de negocio, ya que buscan que sea lo más detallista posible. No existe ninguna aplicación tecnológica como la que diseña el equipo. De hecho, hasta abril la web de Bananity es una prueba (un modelo beta). En pocas semanas lanzarán la aplicación para smartphone y reestructurarán las categorías para permitir una mayor edición por parte de los usuarios.
El consejero delegado (CEO) de la red social, Albert Martí, explica a Economía Digital que también crecerán en lo que se refiere a los modos en los que ponen en contacto a los usuarios. Es decir, en la definición de los algoritmos. Han avanzado en la relación entre bananas y en la interrelación de usuarios. “Ahora tenemos que mejorar la de banana a usuario”, reconoce. Cuando completen el último apartado, pondrán en valor su columna vertebral: las sugerencias diarias. Se queda en el tintero la evolución de los tags. “Antes de que termine 2012 rediseñaremos la web”, informa Martí.
Publicidad dirigida
Los responsables de Bananity afirman que el usuario es el centro de la red social. Y tienen dos máximas: la privacidad y la no intrusión. “Cuando alguien se da de baja, borramos toda la información. Incluso los comentarios”, afirma el CEO. En Bananity están prohibidos los banners y los pop-up. “Todo tiene que ser por intuición, en un entorno friendly y muy discreto”, añade la responsable de márketing, María Sanfeliu.
Han construido un ecosistema en el que la interacción se lo más amable posible. A nivel de información, han desarrollado un entorno ideal para la publicidad dirigida. De hecho, ya han iniciado conversaciones con grupos dedicados al retail en la red para poder mandar propuestas a los usuarios. Evitando en todo momento la intrusión: no se enviaran mensajes directos ni se pondrá publicidad de forma aleatoria. “Si te gusta una película facilitaremos el enlace a un videoclub on line o a un sitio en la que puedas comprar el DVD o la entrada de cine”, ejemplifica Sanfeliu. En un pestaña “discreta”, puntualiza.
Martí reconoce que ya han tenido “conversaciones y reuniones” con algunos de estos grupos. Aunque no tienen ningún pacto cerrado.
La otra gran mina de oro de Bananity es la información de mercado que consiguen de los usuarios. Unos datos que también quieren poner en valor “sin dar derechos a terceros ni facilitar datos desagregados. Todo a nivel general”, afirma el CEO.
La red social en cifras
Actualmente Bananity tiene 18.600 usuarios inscritos, el tráfico diario de su página web es de 2.500 visitas y cada una de ellas dedica entre 15 y 18 minutos en navegar por la red social. La inmensa mayoría de los inscritos están en España, aunque en las últimos meses han incrementado su presencia en latinoamérica, especialmente en México y Chile.
Empezaron la aventura emprendedora con una aportación personal del equipo de 100.000 euros. A finales de febrero cerraron su primera ronda de financiación: han conseguido 400.000 euros más de cinco inversores privados.