El presidente de Endesa ordenó espiar a su consejero delegado
Borja Prado organizó en 2014 un dispositivo para conocer si algunos miembros de la cúpula directiva filtraban información a la prensa
Borja Prado, en el ojo del huracán. El presidente de la eléctrica Endesa montó en 2014 un dispositivo de espionaje para vigilar a la cúpula directiva de la compañía. La operativa incluía el seguimiento de teléfonos móviles y ordenadores y afectaba a cargos tan representativos como el consejero delegado, Andrea Brentan, el director general en Latinoamérica, Ignacio Antoñanzas, y el secretario general del consejo de administración, Salvador Montejo, apunta El Confidencial.
La ejecución del plan fue coordinada por el jefe de gabinete de Prado, Borja Klinenberg, y el director de seguridad de la firma, Florencio J. Retortillo. Ambos contrataron en otoño de 2014 Intelligence Bureau, empresa especializada en la resolución de conflictos tecnológicos. La organización catalana realizó una inspección en las grandes salas de reuniones buscando micrófonos ocultos, sin resultado.
Seguimiento de directivos
Además, la compañía de inteligencia elaboró un seguimiento exhaustivo de los dirigentes. Se inspeccionaron los ordenadores y los móviles con técnicas ‘forensic’; utilizadas para resolver incidencias de privacidad o competencia desleal. El objetivo era conocer si alguno de los vigilados filtraba información a la prensa. Los trabajos fueron financiados con fondos de Endesa.
Tras la investigación a la que fueron sometidos, la mayoría de los directivos ha abandonado Endesa. El 8 de octubre, Andrea Brentan salió por sorpresa con una indemnización de 11 millones de euros bajo el brazo. Anteriormente, el 5 de noviembre de 2014, Ignacio Antoñanzas dejó su cargo en la división latinoamericana. El 1 de agosto, Salvador Montejo también cedió como secretario en el consejo de administración.