El Gobierno busca una solución de emergencia para la AP-7
El Ministerio de Fomento contempla un contrato puente con Abertis para evitar el caos en la AP-7 mientras celebra el concurso
El Gobierno está en funciones, pendiente de unas elecciones a la vuelta de la esquina que pueden cambiar su color, y con problemas en Cataluña. En medio de todo ello, las autopistas probablemente no sean la mayor de sus preocupaciones, pero la dejación respecto al futuro de los peajes provocará que una de las vías de pago de mayor tráfico, la AP-7 sur, quede el 1 de enero sin gestor. El Ministerio de Fomento trabaja en una solución de emergencia para evitar el caos en la AP-7.
El 31 de diciembre termina el contrato de concesión de esta autopista entre Tarragona y Alicante, en manos de Aumar, una de las concesionarias de Abertis. Fomento debería haber convocado ya el concurso para el futuro gestor, que se ocupará solo del mantenimiento pues la vía dejará de ser de pago, pero no lo ha hecho. Como adelantó Economía Digital, tampoco lo va a hacer próximamente y no llegará a tiempo para que el 1 de enero haya un nuevo gestor.
Para que la autopista no quede sin mantenimiento hasta que haya nueva concesionaria, el ministerio que dirige José Luis Ábalos baraja hacer un contrato de emergencia, un contrato puente hasta que se haga el concurso y se adjudique el mantenimiento. Es la misma fórmula que aplicó con la AP-1, donde Itinere, gestor durante décadas, se quedó con el mantenimiento para un periodo, a priori, de tres meses. Ya van diez meses y sigue con el contrato de emergencia.
Fomento planea un contrato de emergencia para la AP-7 sur, la duda es si el gestor sería Abertis
Desde Fomento han evitado hacer comentarios respecto al futuro de la AP-7, pero la semana pasada aseguraban que el plan seguía siendo licitar el mantenimiento este año para que la nueva concesionaria empiece a operar el 1 de enero. Y eso que sus técnicos ya sabían que eso es imposible, pues ni siquiera se ha resuelto el contrato previo para calcular el tráfico en la autopista, lo que condiciona todo el concurso. Abertis asegura desconocer los planes del ministerio.
Fuentes del sector aseguran que es la única opción que tiene Fomento para evitar el caos en la AP-7. A priori, si sigue el esquema de la AP-1, el gestor interino con el contrato de emergencia sería la propia Abertis, pero otra fuente alerta de que este tema no está encima de la mesa de negociación entre empresa y ministerio y que el negocio de la empresa controlada por Atlantia y ACS (Florentino Pérez) no es el mantenimiento de autopistas.
La lógica indica que tendría que ser el gigante español de los peajes. Es el que tiene la experiencia, el conocimiento de la vía y el personal, contratado o subcontratado, para llevar a cabo el mantenimiento con eficacia desde el primer día. Contratar a otra empresa solo para unos meses supondría traspasar el negocio y la plantilla dos veces en poco tiempo, por lo que no parece lo más indicado.
¿Qué pasa con el ERE de Abertis?
El contrato de emergencia es un plan B válido pero genera muchas dudas para todas las partes afectadas. Arroja más desorden a un cambio que está siendo ya muy difícil, con Fomento y Abertis negociando durante meses para acordar el estado de la autopista cuando vuelva a manos públicas y, sobre todo, el número de empleados que seguirían.
Este último punto es clave en las negociaciones y también uno de los grandes dolores de cabeza para Abertis y su plantilla si se recurre a un contrato de emergencia para la empresa que dirige José Aljaro. Por un lado, para saber a cuánta gente debe incluir en el expediente. Por otro, para saber cuándo hacerlo.
Abertis está esperando a los pliegos del concurso de mantenimiento para hacer el ERE. El motivo es sencillo: en función del número de empleados que Fomento considere que deben subrogarse a la nueva empresa —que sigan trabajando en la autopista para la compañía que gane el concurso—, la empresa hará su ERE. Si los subrogados son unos 140 de los 297 trabajadores de Aumar, el ERE afectará casi 160 personas, según los últimos datos a los que ha tenido acceso este medio.
Pero si se termina la concesión y no se han publicado los pliegos, como parece que va a ser, ¿qué va a hacer Abertis? ¿Hará el ERE o esperará? ¿Si lo hace, para cuántas personas? Ni ellos mismo lo saben, pues no trabajan con ese escenario, al menos de forma oficial. Lo más razonable es que, con el contrato de emergencia, se especifique ya la plantilla necesaria, pero todo está en el aire.
La chapuza de la AP-7
El Gobierno tenía claro que no renovaría las concesiones de autopistas pero no planteó un sistema alternativo de pago de las autopistas. Decidió levantar barreras igualmente y cubrir el mantenimiento, subcontratado, a cargo de los presupuestos del Estado. Esta política costaría unos 1.000 millones al año al Estado.
Pese a la aparente facilidad de la operación —la autopista vuelve a manos del Estado, que contrata el mantenimiento—, Ábalos no llegó a tiempo para el tramo de la AP-1 de Burgos a Álava, cuya concesión con Itinere terminaba el 31 de diciembre de 2018, y, sorprendentemente pues tenía todo el año para trabajarlo, tampoco para la AP-7 de Aumar. Está por ver si la AP-4, también de Aumar y que termina a final de este año como la AP-7, podrá ser adjudicada a tiempo.
La causa del retraso es que Fomento quiere hacer un estudio previo del tráfico en la AP-7 sur para hacer el cálculo de trabajos necesarios a exigir al futuro gestor. El ministerio se dio cuenta de que no tenía medios para realizarlo y decidió contratarlo, lo que debía hacer mediante concurso público. Por motivos que no están claros, este concurso —en realidad son dos; partió la AP-7 en dos tramos para la licitación— lleva meses de retraso y hasta este viernes no se cierran las ofertas.
Que se cierren las ofertas no significa que se adjudique. De hecho, la apertura de sobres con las distintas ofertas no termina hasta el 2 de diciembre. Entonces, deberá adjudicarse y la empresa contratista tendrá seis meses para hacer los informes. Cuando los entregue, por fin Fomento podrá hacer el concurso para el mantenimiento, que también necesitará al menos dos meses más. Nos vamos a mediados de 2020 en el mejor de los casos.