El fracaso de Urbaks: de un negocio internacional a una sola tienda en EspaƱa

La compaƱƭa ha cerrado el establecimiento que tenĆ­a en el centro de Barcelona, tras plegar velas en el extranjero y con sĆ³lo un punto de venta en San SebastiĆ”n

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La firma de accesorios Urbaks ha pasado de tener 21 puntos de venta en tres países a tan sólo uno y en España. Este repliegue se ha producido no sólo en el mercado nacional, sino también en Portugal y Turquía. Es la muestra de una gestión que no ha brillado, especialmente, por su excelencia.

Sin embargo, los fundadores de la cadena, Mario Coll y Montserrat Tarrell, ya conocían el mercado, puesto que habían creado, anteriormente, la firma Misako. Aunque, en este caso, la experiencia no ha sido un sinónimo de excelencia y buen hacer para impulsar el negocio. La cadena ha muerto poco a poco desde su nacimiento en 2010.

La tienda en el centro de BCN, última víctima

El último movimiento que confirma el destierro de Urbaks ha sido el cierre de la tienda que había en pleno centro de Barcelona, en la Rambla de Catalunya. Ahora ya sólo queda un superviviente: el establecimiento de San Sebastián y, según apuntan fuentes próximas a la compañía, no pasa por su mejor momento. Así que dentro de poco, la huella de Urbaks podría desaparecer por completo.

Los empresarios a cargo del negocio, sin embargo, siguen aferrándose a la continuidad de la actividad y aseguran estar estudiando alternativas como la internacionalización, un socio inversor o tiendas multimarca. Pero, la realidad demuestra lo contrario.

De momento, el establecimiento que tenían en Granollers (Barcelona) ha cambiado de nombre, el de Rambla ha cerrado y el de San Sebastián levanta la persiana cada día, pero a duras penas. Además, se han cerrado todos los corners que tenía la compañía en El Corte Inglés y los diversos puntos de venta del extranjero. Fuentes del sector aseguran que la firma todavía adeuda algunas nóminas a los ex trabajadores.

El problema, en la propia firma

¿El motivo de este descalabro? Según han confesado los propios fundadores, el principal problema ha sido la falta de financiación. Justifican su quebranto en el hecho de que la banca haya cerrado el grifo del crédito y la escasez de recursos propios.

Sea como fuere, algunos ex empleados de la compañía aseguran que se han sentido abandonados y poco atendidos por los fundadores del negocio. Los franquiciados lamentan la actuación de Coll y Tarrell y cómo han gestionado su repliegue. Muchos se han enterado de que el negocio se reducía a la mínima expresión –en cuanto a número de establecimientos– por terceros y no por los responsables principales de la firma. Aseguran que el problema de la cadena no ha sido, en este caso ni la crisis ni la contención del gasto, sino la gestión de los creadores.

EconomĆ­a Digital

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