El cierre de Panrico deriva en una batalla sindical
UGT anuncia que emprenderá acciones legales para denunciar una agresión de un miembro de CCOO en las puertas del Departament de Treball. La Generalitat suspende la reunión de este martes
El enfrentamiento entre los sindicatos de Panrico en Catalunya terminará en los tribunales. Tal y como avanzó Economía Digital, este lunes en las puertas del Departament de Treball los miembros de UGT y CCOO se enfrentaron por las distintas posturas que han tomado el comité de empresa de la factoría de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona), controlado por CCOO, y el intercentros, en el que UGT tiene mayoría y engloba a todos los trabajadores de la compañía.
Según han informado estos últimos, un miembro del equipo negociador de La Llagosta terminó la noche del lunes en el hospital de Mollet del Vallès “por un fuerte golpe en la espalda”. A lo largo de este martes, el sindicato se reunirá y decidirá el camino que toma para denunciar la agresión. “Tenemos claro que iniciaremos acciones legales. Esto no se puede repetir nunca”, afirma el presidente de la representación sindical, Juan Santos.
El presidente del comité de empresa de la factoría, Pedro Izquierdo, también ha tomado cartas en el asunto. CCOO ha convocado una reunión para esclarecer los hechos, ya que el sindicalista reconoce que él no tiene constancia de ninguna agresión de este calado, “la gente tiene libertad de expresión y movimiento, pero todas las cosas tienen un límite”. “Las negociaciones han durado demasiado tiempo y los trabajadores tienen los nervios a flor de piel. Hay mucha crispación y cuesta frenar al personal”, añade.
Negociación suspendida
Ante la batalla sindical, la Generalitat ha decidido suspender la reunión convocada este martes a las 12 del mediodía. El match ball para el futuro de Santa Perpètua. A primera hora de la mañana han enviado un correo electrónico al comité de la factoría y a la dirección, encabezada por Joan Casaponsa, en el que posponían un día el encuentro. El comité intercentros no participará, el lunes se levantaron de la mesa de diálogo. “Que la empresa haga lo que tenga que hacer y luego nosotros ya decidiremos. No podemos perder más tiempo”, afirma Santos.
La crispación entre ellos ha llegado a tal punto que Treball decidió el lunes separar a las tres partes en salas distintas. “Una forma si más no curiosa de negociar”, señala Izquierdo. Todos ellos reconocen que es muy complicado llegar a un principio de acuerdo en este entorno y casi ven inevitable o el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) o el preconcurso de acreedores que prepara Casaponsa.