Doble escala salarial en Deliveroo: la precariedad de los autónomos
La empresa de reparto de comida a domicilio paga 35.000 euros de media a su plantilla y mientras que los autónomos pueden llegar hasta a 8.000 euros anuales
La diferencia entre tener un contrato laboral o no tenerlo en Deliveroo, la aplicación que triunfa en España con el envío de comida a domicilio, son unos 31.000 euros anuales por trabajador.
Deliveroo ha tejido su red con más de un millar de repartidores en bicicleta o moto, según cifras extraoficiales. Pero la empresa sólo cuenta con unos 60 trabajadores en plantilla, según los últimos datos aportados por la compañía en el Registro Mercantil (ejercicio 2016).
La empresa que ha tenido una extensa red de repartidores en las grandes ciudades apenas gasta 1,8 millones de euros anuales en nóminas. En esa partida sólo figuran los empleados de las oficinas centrales. El resto, los repartidores callejeros están registrados como trabajadores autónomos.
La referencia del salario mínimo
Muchos de los repartidores trabajan por debajo del salario mínimo interprofesional, que este año ha sido fijado por encima de los 10.300 euros brutos anuales. Deliveroo gastó cuatro millones de euros en gastos de explotación, lo que básicamente supone el pago a los conductores, según explican fuentes cercanas a la compañía.
En el caso de que Deliveroo hubiese alcanzado los 500 conductores para 2016, la compañía habría gastado en el mejor de los casos, unos 8.000 euros anuales por conductor y buena parte de la plantilla, dedicada a destajo en los horarios en los que son aceptados por la empresa, podría haber percibido la mitad.
Por debajo del salario mínimo
Trabajar por debajo de ese umbral es habitual para la red de trabajadores que no tiene contrato laboral y que trabaja bajo la figura de autónomos, un sistema que ya ha sido cuestionado por la Inspección del Trabajo y por los tribunales.
Una sentencia de un tribunal valenciano ha dado la razón a un extrabajador de Deliveroo que decidió rechazar el acuerdo extrajudicial y llevar a la empresa a los tribunales por abusar de la figura del falso autónomo. El tribunal considera que la relación laboral es evidente y que el trabajador era un empleado encubierto.
Los juzgados han obligado a la empresa a pagar una indemnización (apenas unos 700 euros) o a readmitirlo con el pago de los salarios caídos. La opción de la compañía parece clara.
El riesgo de la quiebra
Precisamente el trabajador demandante cobraba unos 400 euros mensuales (IVA excluido), lo que no alcanza los 10.000 euros anuales. El negocio ha crecido sobre la base de la precariedad laboral aunque los defensores del nuevo negocio defienden el modelo.
“Este tipo de sentencias no son favorables en un país con una economía sumergida tan elevada. Han puesto formalidad a lo que antes era informalidad y evasión de impuestos”, explica un mentor de emprendedores en España y asesor de aplicaciones como Deliveroo que solicitó mantener su nombre en el anonimato. “Pero lo cierto es que si estas empresas son obligadas a asumir a todos los trabajadores como propios, estarían avocadas a la quiebra”, agrega.