El comercio catalán tarda año y medio en rehacerse del escándalo Fraile
Las organizaciones comerciales catalanas se disputan el papel que tenía Miquel Àngel Fraile, imputado por el caso CCC, como cara visible y portavoz del sector
La patronal Foment del Treball ha tardado más de un año y medio en llenar el hueco dejado por la Confederación de Comercio de Cataluña (CCC) que lideró Miquel Àngel Fraile, ya liquidada y con la cúpula imputada. Su lugar lo ha ocupado el Consejo de Gremios de Comercio, Servicios y Turismo que preside Miquel Donnay. Sin embargo, el papel que durante décadas ejerció Fraile como cabeza visible y voz del sector ante los medios de comunicación todavía está en disputa entre diversas organizaciones.
Tal como avanzó Economía Digital en junio pasado, el Consejo de Gremios se encargará del sector del comerció en la patronal que preside Joaquim Gay de Montellà. En la asamblea general de Foment de diciembre se aprobó la incorporación de Donnay a su comité ejecutivo.
Donnay apunta que designarán representantes en la Confederación Española de Comercio, la gran patronal estatal de este sector. Añade que se propone actuar como portavoz de los comerciantes catalanes. Sin embargo, este papel estará muy disputado.
Desde Pimec Comerç, encabezada por Àlex Goñi, se insiste en que son la patronal más representativa del pequeño comercio por sus más de 40.000 establecimientos asociados. Recuerdan que cuentan con representantes en toda Cataluña.
En principio, el Consejo de Gremios y Pimec Comerç serán las organizaciones que negociarán con los sindicatos el convenio colectivo para los comercios.
Comerciantes: Foment y Pimec compiten por la representación del sector
Retailcat se constituyó hace un año, después de la quiebra de CCC, aunque por ahora no actúa como patronal. Su presidente, Joan Carles Calbet, la define como un lobby para representar al sector ante la administración. No obstante, desde otras organizaciones se insinúa que su intención es la de ser en un futuro una patronal e intervenir en la negociación colectiva. Sólo así se explica que estén implantando delegaciones por todo el territorio catalán.
Los críticos de Retailcat aseguran que nació con el apoyo del anterior gobierno catalán de Carles Puigdemont. Sus promotores fueron otras cinco organizaciones: Comerç Ciutadà –que representa a asociaciones de ejes comerciales de las grandes ciudades catalanas-, Barcelona Oberta, Fundació Barcelona Comerç, Comertia y Cecot Comerç. Curiosamente, esta última entidad pende de Cecot, la patronal vallesana presidida por Antoni Abad y que está adherida a Foment. Precisamente, el comité ejecutivo y la junta directiva de Foment convocada para este lunes abordará la expulsión de Cecot.
El Agrupament de Botiguers que lidera Emiliano Maroto se niega a unirse a las grandes patronales
Otra organización de comerciantes ha sido tentada por Fepime (vinculada a Foment) y Pimec para sumar sus fuerzas pero siempre se ha negado: el Agrupament de Botiguers de Catalunya (ABC), liderado por Emiliano Maroto, que en su momento formó parte de la CCC de Fraile. Maroto subraya que no se han aliado con otras patronales porque son “apolíticos” y prefieren preservar esta independencia. También recuerda que rechazan cualquier subvención pública y que viven únicamente de las cuotas de las cerca de 200 asociaciones que integran.
ABC también está en fase de expansión. Su actividad se centra en la prestación de servicios. En los próximos días anunciarán un acuerdo de integración con la Confederación de Empresarios de Comercio y Servicios de las Comarcas de Tarragona. El presidente de esta última, Ferran Milà, recuerda la lucha que mantienen contra el top manta.