Colonial ‘da largas’ a Villar Mir pese a los 3.500 millones de deuda
La venta parcial o total de la filial francesa SFL es la opción que gana peso entre los accionistas
Será Villar Mir o será otro, se venderá lo que se pueda y a un precio a la baja de la filial francesa Société Foncière Lyonnaise (SFL), pero capital tiene que entrar en Colonial, y ya. Eso, y quitarse de encima Asentia y Riofisa, las actividades discontinuadas que actúan como una auténtica lacra, sobre todo el negocio de promoción y suelo que aumenta sin parar la deuda sindicada.
De lo contrario, el panorama que se avecina resulta más que preocupante ante los casi 3.500 millones de euros que vencen dentro de poco más de un año, al acabar 2014, tanto de Colonial como de Asentia y Riofisa.
Fuera del concurso de acreedores
Aunque da la sensación de que, a diferencia de lo sucedido con otras inmobiliarias, en las que, en situaciones similares, no se hablaba de otra cosa que no fuera el riesgo evidente de declararse en concurso de acreedores por la manifiesta insolvencia, en el caso de la inmobiliaria catalana la quiebra parece descartada o nadie parece haberlo sopesado.
Al menos públicamente. Los intereses de los bancos, como accionistas y también como acreedores, hace difícil que se llegue a este extremo, a pesar de que el peso de estas entidades se haya visto menguado con la salida acelerada del Commerzbank, que ha terminado de vender hace un mes el 20% que poseía en la inmobiliaria catalana. Millones de acciones que han pasado a estar a disposición del mercado como free float, capital circulante sin dueño, todavía conocido, que supera el 29%.
Descartada la oferta de Mir
Pero lo cierto es que la situación no deja lugar a demorar en exceso la toma de una decisión. De momento, la oferta del grupo Villar Mir está ahí, dispuesto a cubrir la ampliación de capital que se formule, aunque le siguen dando largas, dando la impresión de que los accionistas de referencia no quieren que entre nadie más a repartir.
Tiene más optcioens otra alternativa, es decir, vender parcial o totalmente el 53,14% del capital de SFL en poder de Colonial. Habrá que ver hasta dónde está dispuesto a tensar la cuerda el octogenario ingeniero, con el apoyo financiero del Banco Santander, para aflojar las reticencias que parecen existir.
Éstas son las dos opciones principales que la inmobiliaria está oficialmente barajando, pero podrían darse otras de no cuajar ni la ampliación de capital ni la venta a la baja de SFL si el tiempo pasa y la refinanciación de la deuda no acaba de cerrarse.
SFL podría absorber a Colonial
Descartado el concurso de acreedores y también una OPA de exclusión, como la llevada a cabo en Metrovacesa el pasado junio, difícil de acometer con ese 60% del capital en manos de entidades financieras extranjeras (el Tesoro Británico –propietario del nacionalizado Royal Bank of Scotland–, Crédit Agricole, Coral Partners y Goldman Sachs), cabría la posibilidad de que SFL absorbiera a Colonial, su matriz, algo que sería sumamente enrevesado y, en cualquier caso, imposible de no desprenderse antes de Asentia.
Por si todo esto fuera poco, ahí está Sareb, el banco malo, metiendo más protagonistas en este enrevesado juego financiero a múltiples bandas. Lo hizo el pasado agosto al vender, por un valor nominal de 245 millones de euros, un paquete de préstamos de Colonial a la firma Burlington Loan Management Limited. No será el único. Dentro de la operación Bermudas se está moviendo algún otro lote de préstamos concedidos a la inmobiliaria cuya venta puede cerrarse en breve.
Asentia, un pozo sin fondo
Mientras todos estos movimientos se suceden, el día a día de Colonial se mueve al compás de un mercado renqueante, por lo que a las rentas procedentes de las oficinas se refiere, y directamente en la UVI si nos fijamos en la aportación de Asentia. De ahí que se vaya a cerrar el ejercicio con unos 500 millones de pérdidas. Algo menos de la mitad que las registradas en 2012, pero a todas luces muy cuantiosas.
Y es que Asentia, el negocio de promoción y suelo, no hay por donde cogerlo. Es un pozo sin fondo que se come recursos financieros sin parar. Es verdad que los impactos negativos de estas actividades discontinuadas no suponen un impacto en el Net Asset Value (NAV) de Colonial, ni salida de caja, pero mientras la inmobiliaria no logre que los acreedores del sindicado de Asentia conviertan parcialmente su crédito en capital, la inmobiliaria deberá mantener estos paupérrimos negocios en su perímetro de consolidación.
Las consecuencias, sangrantes. Cada vez que Asentia entra en causa de disolución, y van unas cuantas, los acreedores se cubrieron las espaldas con un mecanismo de conversión de los tramos de intereses capitalizados, así como el tramo convertible, en préstamo participativo (PPL), por el importe que sea necesario para restituir los fondos propios. Y ya van 241 millones, a un ritmo creciente en lo que va de año de unos 60 millones cada trimestre, y a un tipo fijo del 6,5%. Lo dicho, una auténtica bomba de relojería que Colonial debe parar lo antes posible, vendiendo a un precio a la baja asumible.