Coca-Cola se entrega al ex ministro Pimentel para mediar con los sindicatos
La embotelladora asegura que reinicia el diálogo tras la decisión judicial que declara nulo el ERE
Manuel Pimentel es el elegido para buscar una solución que se antoja complicada. Coca-Cola Iberian Partners ha nombrado al ex ministro de Trabajo como interlocutor con los sindicatos, después de que la Audiencia Nacional declarara nulo el expediente de regulación de empleo (ERE) de la embotelladora única en España y que afectaba a 1.190 trabajadores, con el cierre de cuatro plantas.
La empresa apuesta ahora por el diálogo, una vez asumida la sentencia de la Audiencia Nacional. “Coca-Cola Iberian Partners ha vuelto a tomar la iniciativa anunciando este jueves su intención de volver a reemprender el diálogo y buscar un acuerdo con sus trabajadores”, ha asegurado la embotelladora.
Apelación a la responsabilidad
La negociación con los sindicatos se retoma, por tanto, al margen de las acciones judiciales de la empresa, para hacer frente a la sentencia de la Audiencia Nacional, y para responsabilizarse de ese diálogo con los sindicatos se ha confiado en Manuel Pimentel.
Coca-Cola Iberian Partners ha comunicado a los representantes sindicales que confía en la responsabilidad de todas las partes para iniciar un diálogo “constructivo” que pueda culminar en un acuerdo que “haga compatible la defensa de los intereses de todos los trabajadores, con el futuro del nuevo proyecto empresarial.
Pimentel afronta ese reto tras una larga experiencia, como ex ministro, pero también después de su salida del Gobierno de José María Aznar.
La experiencia con los controladores aéreos
En 2011 medió en la negociación entre Aena y los controladores aéreos. El laudo que dictó, fruto de su arbitraje, que él mismo calificó de “éxito del diálogo social”, fijó la media salarial de los controladores en 200.000 euros anuales, y la jornada laboral en 1.670 horas para los años 2011 y 2012, que eran 40 menos de las que se hacían en aquel momento.
Pimentel, como secretario general de Empleo, fue uno de los principales artífices del Acuerdo de Reforma Laboral que firmaron los empresarios y sindicatos en mayo de 1997. En 2000 anunció su dimisión como ministro de Trabajo, tras discrepar por la política de inmigración del Gobierno, y en 2003 dejó el PP por discrepar con la participación de España en la guerra de Irak.
Su misión ahora es complicada, porque la propia empresa había sacado pecho por la forma de proceder de la embotelladora en el ERE, vapuleado luego por la Audiencia Nacional.