Cementos Molins encalla al negociar los despidos de su filial de hormigón catalana
Los trabajadores de Promsa ponen sobre la mesa la convocatoria de huelga
Los trabajadores de la compañía de fabricación de áridos, morteros y hormigones Promsa, situada en Igualada (Barcelona), están en pie de guerra contra su empresa madre, Cementos Molins. Este jueves han denunciado que la cúpula, presidida por Joan Molins, muestra una “nula voluntad de diálogo” en las condiciones propuestas para rescindir el contrato a 75 empleados de la filial, el 25% de su plantilla.
Asimismo, reprochan a la familia Molins que presente un expediente de regulación de empleo (ERE) “cuando ha obtenido unos beneficios del 23,2 millones de euros sólo en el primer trimestre de 2013”, afirman los representantes de CCOO en un comunicado. Si la cúpula no da su brazo a torcer, los sindicalistas ya han amenazado en iniciar “acciones contundentes”. Entre otras, convocar una huelga.
Actividad en España
Fuentes de la cúpula de la cementera catalana justifican la reestructuración por la caída en picado del negocio del hormigón en España. Recuerdan que el 80% del mercado de este sector ha desaparecido y que las perspectivas futuras no son demasiado optimistas. A pesar de que la compañía tenga beneficios, las pérdidas de Promsa son importantes. La única cifra que ha reconocido la empresa
Asimismo, aseguran que las negociaciones aún no han concluido y que la oferta de retribuir con 25 días cada año trabajado a los afectados por el expediente de regulación no es definitiva.
Adquisición Cemex
La compra del fondo de comercio y la factoría de Cemex de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona) por 40 millones de euros ha sido la operación que ha revuelto definitivamente las aguas de la negociación. Los sindicalistas de Promsa reivindican que, si Cementos Molins dispone de efectivo para adquirir una nueva fábrica, no puede reducir su propia plantilla.
Los mismos interlocutores cercanos a la familia Molins recuerdan que no se ha subrogado un sólo contrato en la compra de la nueva fábrica de cemento. De hecho, su intención es mantener las instalaciones cerradas, ya que no son rentables en el contexto de mercado actual. Una operación bizarra a simple vista, pero que les ha aportado un gran activo: la cartera de clientes.
Con ella, la compañía catalana espera no tener que repetir un ajuste de plantilla como el que se negocia en Promsa. “Es algo bueno para los trabajadores”, sentencian las mismas fuentes.