Carlyle despide a media cúpula de Codorníu
El fondo de inversión elimina a cinco directores generales y reduce el comité de dirección de la cavista desde las once a sólo seis personas
Carlyle ya deja su sello en Codorníu. El fondo de inversión estadounidense pasa la tijera por la cúpula de la compañía y recorta el número de sillones del comité de dirección. Los once habitantes de la planta noble pasarán a ser sólo seis desde el próximo lunes después de que el grupo que lidera el flamante consejero delegado, Ramón Raventós, despidiera este viernes a cinco altos cargos.
Según ha podido saber Economía Digital, la cavista más antigua del sector cesó a Natalia Gómez, directora de marketing; Marta Pinart, directora de control y planificación; Álvaro Bailo, director de estrategia y recursos humanos; Xavier Farré, director de viticultura; y Pere Escolar, director de operaciones.
De este modo, sólo Jaume Mariné, director financiero; Andreu Galindo, director comercial; Matteo D’Imporzano, director comercial europeo; y Diego Pinilla, director de enología, mantendrán su cargo en un equipo directivo que completarán el propio Ramón Raventós –el hombre designado por Carlyle tras ser su principal aliado en el proceso de compra– y Alex Wagenberg, socio del fondo y que ocupa la presidencia de la empresa.
Carlyle trata de ganar en eficiencia con el despido masivo en Codorníu
Los supervivientes se encargarán de tomar las funciones de las direcciones eliminadas. Así, el departamento de viticultura y el de operaciones pasarán a formar parte de las bodegas del grupo a excepción de la logística y las compras, que se enmarcarán en la división financiera. La misma sección tomará las competencias de control y planificación y recursos humanos. Por otro lado, el equipo de marketing reportará ahora a la dirección comercial. El de desarrollo corporativo responderá directamente a la dirección general.
Fuentes del mercado explican que el recorte es un «ajuste organizativo» con tal de ganar eficiencia en la gestión y hacer más ágil la toma de decisiones con una estructura más simple.
Sin embargo, este medio se puso en contacto con la plantilla, que expresó su temor ante el rumbo tomado por la empresa. «No vamos a permitir que la nueva dirección ponga en peligro los puestos de trabajo de la empresa», advirtieron desde la sección sindical de Comisiones Obreras, el sindicato mayoritario en la cavista. «Si quieren buscarnos, nos encontrarán», amenazaron.
El relevo en la cúpula de Codorníu
El ajuste pone el punto y final a una salida que comenzó incluso antes de que Carlyle se interesara por Codorníu. Tras 12 años como director general, Javier Pagés iba a sustituir a Mar Raventós en la presidencia institucional, que anunció su jubilación para finales de 2018.
No obstante, la adquisición trastocó el relevo y complicó la situación a Pagés, que se posicionó en contra de la oferta de Carlyle y contrató a AZ Capital para encontrar un interesado alternativo. Las conversaciones con Vranken Pommery –la alternativa que manejaba el consejo– no fructificaron, por lo que se quedó sin la confianza del principal accionista. El ejecutivo encontró entonces en la DO Cava una vía para seguir vinculado al negocio.