Amancio Ortega diseƱa un Estado de bienestar propio para Inditex

La multinacional ofrece numerosas coberturas sociales a sus trabajadores en EspaƱa y emprende misiones sociales en la red de proveedores

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Ā«La cultura de Inditex respira Amancio Ortega por todas partesĀ». La frase la pronunció Pablo Isla en octubre de 2015, en el congreso anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE). Nueve meses más tarde, en Arteixo, el propio Isla enunciaría otra idea complementaria: Ā«Estamos orgullosos de crear trabajo y riqueza por todas partes del mundoĀ».

El presidente de la multinacional apuntalaba la imagen de Inditex como empresa global que conserva sus raíces bien enterradas en suelo coruñés, sobre la vieja fábrica de Confecciones Goa que sigue en pie en Arteixo. Y combatía las críticas por las condiciones de trabajo de algunos de sus proveedores en países como China, India, Bangladesh y otras zonas del sureste asiático.

Inditex lidia con la contradicción de comparar las condiciones laborales de los trabajadores de sus centros logísticos en España y las que puede ofrecer un proveedor de Bangladesh, pues necesita producción y mano de obra barata para sostener su modelo de negocio.

El estado de bienestar Inditex

Entre las ventajas que tienen los empleados de los centros logísticos españoles están todo tipo de ayudas familiares. Tomando como referencia el convenio que se acaba de acordar para Zara Logística, Inditex ofrece 400 euros por nacimiento o adopción de hijo y 60 euros por contraer matrimonio.

Pero esto no es todo: Ortega entrega 175 euros al mes al trabajador que tenga una persona dependiente al cargo, 150 euros por hijo en edad escolar y 450 euros si cursa estudios universitarios, 160 euros para guardería y una asignación para gastos de viaje en caso de una adopción internacional.

A nivel de financiación, ofrece anticipos y préstamos, incluso mediación a la hora de negociar créditos, planes de pensiones o seguros con entidades financieras. Las condiciones tampoco son equiparables a las de los dependientes de las tiendas, un área donde predomina la temporalidad y el empleado joven. A cierre de su último ejercicio, Inditex empleaba a 133.443 trabajadores en tiendas, por menos de 20.000 en fabricación, logística y servicios.

Misión internacional

Más allá de las miles de auditorías que realiza la compañía a sus proveedores, Inditex encabeza una misión para extender el sindicalismo y las condiciones dignas de empleo en las zonas del mundo donde produce. El Acuerdo Marco Global que firmó con el sindicato IndustriAll Golbal Union fue pionero en esta tarea.

De los informes que se realizaron en el marco de este acuerdo sabemos, por ejemplo, que unos 60.000 trabajadores cosen para Inditex en Marruecos por un salario que oscila entre los 237 y los 645 euros; o que los proveedores indios no pagan más de 103 euros a los trabajadores rasos de sus talleres.

¿Qué sucede en Asia?

Estos informes sirven de guía para las actuaciones de Inditex en suelo internacional. Equipos formados por personal de RSC de la empresa, junto a representantes sindicales de España, internacionales y de sindicatos locales visitan talleres de India, Turquía, Marruecos o China, entre otros, con el objetivo de verificar las buenas prácticas laborales e incentivar la actividad sindical.

Además, la multinacional financia campañas de ONG’s en estos territorios, por ejemplo, para combatir el sumangali en India (niñas que trabajan en condiciones precarias para obtener el dinero de su dote de matrimonio). La gran dificultad para Inditex es controlar las subcontratas de sus distintos proveedores.

Esta actividad no evita que la empresa se vea envuelta en conflictos, como el derrumbe en Bangladesh en 2013 o el reciente caso de los refugiados sirios en talleres de Turquía.

El patriarcado de Ortega

La impronta de Ortega en el desarrollo internacional de Inditex ha dejado rasgos distintivos en la compañía, que tienen como prueba más evidente el llamado efecto sede, la preservación de los servicios centrales en Arteixo.

Pero también la continuidad de proveedores de confianza de Ortega que han acompañado a la multinacional en su crecimiento, como la empresa de ferrolterra Cándido Hermida, que amuebló tiendas de Zara por todo el planeta. Y también la proliferación de familiares en puestos ejecutivos del grupo

Son las raíces del patriarca que perduran en una empresa que es emblema de lo global y que teje una red de protección entre su plantilla en España, mientras ofrece paliativos a los trabajadores del sureste asiático.

Robert RodrĆ­guez

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