Ratios de liquidez: qué son y en qué consisten

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En el ámbito empresarial, los ratios de liquidez son un concepto esencial que influye en la salud financiera de una compañía. Se puede entender desde dos perspectivas: estática y dinámica. Desde la óptica estática, la liquidez se refiere a la capacidad de una empresa para mantener activos corrientes, como efectivo e inversiones financieras temporales, que son fácilmente convertibles en dinero. Desde el punto de vista dinámico, la liquidez hace alusión a la capacidad de la empresa para generar dichos activos líquidos de manera oportuna para cubrir sus obligaciones financieras a medida que vencen.

Perspectiva dinámica y estructura operativa

La capacidad de una empresa para generar activos líquidos está directamente relacionada con su ciclo operativo. Este ciclo abarca desde el aprovisionamiento de materias primas hasta la operación, transformación, comercialización y finalmente, el cobro. Un ciclo operativo más corto permite a la empresa generar dinero de manera más eficiente, lo cual es crucial para mantener la liquidez. Es fundamental que la empresa cumpla dos premisas importantes en términos de generación de tesorería:

  1. Generación oportuna de activos líquidos: La empresa debe ser capaz de generar los activos líquidos necesarios a tiempo para poder atender los pagos cuando estos venzan.
  2. Minimización de saldos ociosos de tesorería: Es imperativo que la empresa evite tener fondos inactivos, ya que esto representa un alto coste de oportunidad para los accionistas. El capital inmovilizado sin generar rentabilidad puede ser visto como una gestión ineficiente por parte del equipo directivo.

Metodología de análisis mediante ratios

La utilización de ratios para analizar la liquidez es una práctica común debido a su simplicidad y rapidez. Los ratios permiten evaluar la evolución de ciertos elementos del balance general en períodos consecutivos, proporcionando una visión clara de la situación de liquidez de la empresa.

Liquidez a corto plazo

La liquidez a corto plazo se enfoca en la capacidad de la empresa para convertir activos en efectivo dentro de un ciclo operativo corto. Existen tres ratios principales para medir la liquidez a corto plazo:

  1. Liquidez general: Este ratio se calcula dividiendo el activo corriente entre el pasivo corriente. Indica la capacidad de la empresa para cubrir sus obligaciones a corto plazo con sus activos corrientes.
  2. Test-ácido: Conocido también como ratio rápido, excluye las existencias y los activos no corrientes disponibles para la venta del activo corriente. Proporciona una medida más estricta de la liquidez al considerar solo los activos más líquidos.
  3. Disponibilidad inmediata o tesorería: Este ratio evalúa la capacidad de la empresa para cubrir sus obligaciones inmediatas con su tesorería y las inversiones financieras temporales (IFTs).

Liquidez a largo plazo

Aunque el término más adecuado para la liquidez a largo plazo es «solvencia«, este concepto mide la capacidad de una empresa para cumplir con sus obligaciones a largo plazo. Los ratios de liquidez a largo plazo proporcionan información sobre la estructura de financiación de la empresa y su capacidad para mantener su estabilidad financiera en el tiempo. Los tres ratios principales son:

  1. Solvencia: Mide la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones a largo plazo, comparando el activo total con el pasivo exigible.
  2. Autofinanciación: Este ratio evalúa qué proporción del activo total está financiado con fondos propios, proporcionando una idea de la dependencia de la empresa de financiamiento externo.
  3. Cobertura: Indica la capacidad de la empresa para cubrir sus activos no corrientes con su patrimonio neto y pasivo no corriente, lo que proporciona una visión de la solidez financiera a largo plazo.

El análisis de la liquidez mediante ratios es una herramienta esencial para la gestión financiera de las empresas. Estos indicadores permiten evaluar la capacidad de una empresa para generar efectivo, cumplir con sus obligaciones a corto y largo plazo, y gestionar sus recursos de manera eficiente. Una adecuada interpretación y aplicación de estos ratios puede marcar la diferencia entre una empresa financieramente sólida y una en riesgo de insolvencia.

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