Títulos a la par: qué son y cuándo se emiten

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En el ámbito financiero, existen muchos conceptos que cuentan con muchas similitudes entre sí, pero se diferencian por aspectos prácticamente imperceptibles. Algo que se ejemplifica con la multitud de títulos que existen, así como la forma en la que estos se emiten o se negocian. Y un título a la par representa una de estas múltiples variables.

Pero, ¿cuándo se emite o se negocia un título a la par? Sencillo, cuando el precio efectivo coincide con su valor nominal. Esto significa que el precio de mercado de dicho título es equivalente al 100% del valor nominal de dicho título. Debido a esto, el inversor que se hace con un título a la par no paga ni recibe ningún descuento sobre el valor nominal del mismo.

Todo lo que debes saber sobre los títulos a la par

Dicho esto, cabe destacar que existen muchos tipos de títulos a la par con los que, por norma general, estamos familiarizados a nivel financiero. Sin ir más lejos, los Bonos del Estado emitidos por el Gobierno, son considerados títulos a la par dadas sus características. Por otro lado, las acciones de sociedades cotizadas pueden negociarse también a la par, aunque no siempre es así, mientras que los certificados de depósito también se emiten habitualmente a la par.

Sin embargo, es importante también remarcar todos y cada uno de los factores que afectan el precio de un título a la par. Comenzado por el tipo de interés, ya que, si los tipos de interés suben después de la emisión de un título a la par, el precio del mismo puede caer para reflejar el mayor rendimiento disponible en otros títulos que posean el mismo valor nominal.

Por otro lado, la calificación crediticia también puede ser un factor de riesgo, ya que si disminuye por parte del emisor, el precio del título puede caer. Y por último, pero no menos importante, las condiciones del mercado también resultan fundamentales, puesto que en casos de riesgo en el mercado, los inversores pueden estar dispuestos a pagar menos por estos títulos, independientemente de la calificación crediticia.

Dicho todo esto, queda claro que se trata de una opción de inversión conservadora, que puede ser muy beneficiosa para aquellos inversores que busquen estabilidad. De hecho, entre las mayores ventajas de este tipo de títulos destacan el menor riesgo respecto a otro tipo de títulos, y la previsibilidad del mismo, puesto que los inversores saben con exactitud la cantidad que recibirán al vencimiento del título.

Entre las desventajas, por otra parte, la más evidente es el menor potencial de rendimiento, dado que el riesgo es mucho menos que en otros títulos y, además, el precio no suele ubicarse por encima del valor nominal. Además, la sensibilidad a los tipos de interés hace que el precio de este tipo de títulos pueda estar demasiado sujeto a las subidas o bajadas en los tipos de interés.

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