En el ámbito económico, el término activo tóxico ha ganado notoriedad, especialmente desde la crisis financiera de 2008. Y, en resumidas cuentas, este término hace referencia a un activo financiero cuyo valor ha caído significativamente y ya no tiene un mercado activo o está asociado a un riesgo extremadamente alto.
Estos activos pueden incluir hipotecas, préstamos, bonos y otros instrumentos financieros que inicialmente fueron considerados seguros, pero que, debido a cambios en las condiciones del mercado o problemas inherentes a los propios activos, han perdido gran parte de su valor y liquidez.
Todo lo que debes saber en torno a los activos tóxicos
Estos activos, respaldados por préstamos hipotecarios de baja calidad, se desmoronaron tras la crisis de 2008 cuando los prestatarios comenzaron a incumplir sus pagos en masa. La falta de pagos hizo que estos instrumentos financieros se desplomaran en valor, convirtiéndose en prácticamente imposibles de vender sin incurrir en grandes pérdidas. Así, lo que se percibía como un activo seguro y rentable se transformó en un pasivo significativo para las instituciones financieras.
Entre las muchas características que dan vida a estos activos, destaca principalmente la devaluación significativa, que indica que estos valores han perdido gran parte de su valor inicial. Por otro lado la alta volatilidad de estos activos hace que su valor puede fluctuar drásticamente, generando incertidumbre. Además, se caracterizan por una baja liquidez, ya que son difíciles de vender en el mercado sin incurrir en pérdidas sustanciales.
Pero, a la hora de la verdad, ¿cómo afectan estos activos a la economía global? En primer lugar, generan una gran inestabilidad financiera, ya que los bancos y otras instituciones financieras pueden enfrentar grandes pérdidas, llevando a la insolvencia y, en casos extremos, a la quiebra. Por otro lado, implica una gran restricción del crédito, ya que las entidades afectadas suelen restringir sus préstamos, lo que a su vez puede reducir la disponibilidad de crédito para empresas y consumidores, ralentizando el crecimiento económico.
Entre otros aspectos a destacar, las intervenciones gubernamentales son otro aspecto derivado de esto tipo de activos. Y es que los gobiernos pueden verse obligados a intervenir, ya sea mediante rescates financieros o la compra de activos tóxicos para estabilizar el sistema financiero. Un ejemplo claro de esto fue el Programa de Alivio de Activos en implementado por el gobierno de Estados Unidos en 2008.
Por todo esto, con el paso de los años se han creado distintas medidas para minimizar las consecuencias de estos aspectos. Comenzando por una regulación más estricta, pues se han fortalecido los requisitos de capital y liquidez para los bancos, obligándolos a mantener reservas más altas para cubrir posibles pérdidas, y siguiendo por una mayor transparencia, ya que se exige una mayor divulgación de información sobre los activos y riesgos financieros.