En el ámbito económico son muchos, prácticamente interminables, todos y cada uno de los indicadores que sirven para medir y determinar el rendimiento de una empresa, sus accionistas o sus inversores. Y dentro de todos estos indicadores, la rentabilidad por dividendo es uno de los más importantes, precisamente de cara a los accionistas.
También conocido como rendimiento por dividendo, se trata de un ratio que indica la remuneración que recibe el inversor a través del pago de dividendos por cada euro invertido en acciones de la empresa. Se encarga de medir el porcentaje de la ganancia anual de una empresa que se destina a sus accionistas precisamente a través de estos dividendos.
Así funciona la rentabilidad por dividendos
Un cálculo que arroja un resultado que termina siendo fundamental para que los accionistas puedan determinar la rentabilidad de su inversión. Y, además, la operación requerida para calcularlo no puede ser más sencillo de llevar a cabo: simplemente hay que dividir el dividendo actual por acción entre el precio de mercado de la acción, y el resultado obtenido reflejará el porcentaje que marcará esa rentabilidad.
No obstante, estos resultados se pueden interpretar de formas muy distintas. Por norma general, un resultado de rentabilidad por dividendo alto, suele indicar que la empresa cuenta con un historial de pago de dividendos sólido, lo cual significa que está generando la suficiente calidad de efectivo como para distribuirlo a sus accionistas.
No obstante, esta rentabilidad alta no siempre significa que invertir en esa empresa sea algo rentable para el accionista. Y es que existen otros muchos factores, como la situación financiera de la empresa o la perspectiva de la industria en la que opera, que juegan un papel importante en cuanto a una potencial inversión en su mismo mercado. Sin embargo, una rentabilidad por dividendo baja, sí es un indicativo más que suficiente como para no invertir en una empresa.
No obstante, es importante también tener en cuenta ciertas limitaciones en lo relativo a estos resultados. En primer lugar, los resultados de esta operación reflejan un indicador histórico, que no mide la capacidad de crecimiento, por lo que no tiene por qué reflejar el rendimiento futuro de la empresa, ya que los dividendos podrían reducirse o eliminarse de cara al futuro.
Y es que este medidor no tiene en cuenta el crecimiento potencial de una empresa, por lo que es difícil a la hora de invertir determinar en base a estos resultados si una inversión en una empresa concreta puede ser rentable o no, independientemente de si la rentabilidad por dividendo es alta o baja.