De todos los términos económicos con los que nos encontramos en nuestro día a día, la imposición a plazo fijo es uno de los más comunes, a pesar de que, por su nombre, muchos desconozcan en qué consiste esta definición, que, en resumidas cuentas, es un producto financiero por el que una persona presta una cantidad de dinero durante un periodo establecido.
Son muchos los aspectos a tener en cuenta en esta actividad. Por ejemplo, que es indiferente que la persona sea física o jurídica, ya que a términos legales la acción es la misma. Del mismo modo, también es importante remarcar que ese préstamo se lleva a cabo a una entidad financiera, mientras que el periodo es establecido de forma previa a la realización del propio préstamo, que es el término más común con el que se conoce esta definición.
Aspectos clave a tener en cuenta sobre las imposiciones a plazo fijo
Más allá de este acuerdo, las bases en lo relativo a este término deben ser previamente sentadas. Y es que una vez que haya transcurrido el plazo fijado, la entidad financiera debe devolver el importe principal más los intereses fijados de forma previa al acuerdo. Unos intereses que, como todo el mundo sabe, pueden ser depositados de forma íntegra o periódica, ya sea de forma mensual, trimestral, anual…
Un acuerdo que conlleva un beneficio para ambas partes. Para la persona que recibe el préstamo, solventando un problema económico a corto plazo, obteniendo unos fondos que no podría recibir de ninguna otra manera, y también para el prestamista, que obtiene unas ganancias a cambio de fiar ese dinero a la persona que recibe el préstamo en cuestión.
No obstante, no se trata de un acuerdo tan libre como puede parecer en un primer momento. Entre los muchos aspectos que se fijan antes de llegar a un acuerdo, destacan, como es lógico, el tipo de interés fijo para el periodo de tiempo pactado, así como una fecha de vencimiento en la que la entidad financiera que recibe el préstamo en cuestión debe abonar el tipo de interés acordado entre ambas partes.
No obstante, si no fuese posible concretar antes de la fecha de vencimiento el pago de los intereses, ambas partes pueden llegar a un acuerdo con otro tipo de interés, que puede ser igual, superior o inferior al fijado en una primera instancia, siendo esta una decisión que dependerá única y exclusivamente de las condiciones del mercado en un momento determinado.
Y para calcularlos o poder comparar a nivel global las ofertas de intereses llevadas a cabo por diferentes entidades financieras, lo único que hay que hacer es comparar la Tasa Anual Equivalente de cada una de ellas, donde se tendrá en cuenta no solo el tipo de interés ofrecido, sino también las comisiones y los gastos que se pueden cobrar. Y dada la rentabilidad fija que este sistema tiene para ambas partes, se considera una de las transacciones económicas más rentables que se conocen a nivel global.