Prorrateo: qué es y en qué contextos se utiliza

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Dentro de todas las acciones financieras que juegan un papel fundamental en el ámbito económico, el prorrateo es uno de los aspectos más empleados, a pesar de que para muchos tenga un funcionamiento desconocido. Se trata del reparto que se debe efectuar cuando en una oferta pública de valores, la demanda es superior a la oferta.

También conocido como reparto proporcional, se trata de la distribución de una cantidad o coste entre diferentes personas, partidas o apartados en base a un criterio previamente establecido. Un criterio en el que el punto común suele ser la proporción determinada en base a un factor común, como el tiempo o la cantidad consumida.

Los aspectos fundamentales sobre el prorrateo y su funcionamiento

A la hora de aplicarlo sobre el papel, el prorrateo se adapta a cada situación de forma detallada, siempre en base a unos valores previamente establecidos por todas las partes. Lo que sí es común a cualquier operación es la fórmula con la que se calcula este prorrateo. Para ello, simplemente hay que dividir la cantidad total a repartir entre el total del factor común para determinar esa proporción.

El resultado de dicha operación es multiplicado por la proporción individual de cada parte, con el objetivo de reflejar el importe que cada una de estas partes debe aportar o recibir. Precisamente por esto, se trata de una herramienta sumamente útil a la hora de distribuir cantidades de forma equitativa entre todas las partes en una transacción, siendo importante establecer previamente el criterio que más se adecúe.

Pero, a la hora de la verdad, ¿en qué situaciones se puede utilizar un prorrateo? Lo cierto es que se trata de una acción que se puede aplicar a un sinfín de ámbitos en el día a día, como puede ser la distribución de beneficios de una empresa, el cálculo de primas o intereses de un seguro, o incluso el reparto de los gastos comunes en una comunidad de vecinos.

Entre las muchas ventajas derivadas de esta operación destacan la equidad que permite distribuir los costes de una acción financiera de la forma más igualitaria posible. Por otro lado, la transparencia de este tipo de acuerdo evita conflictos en lo que respecta el reparto de bienes y deudas, por lo que resulta una operación con la que se podrán ahorrar muchos problemas relacionados con las finanzas.

No obstante, no es una acción completamente beneficiosa, ya que en muchos casos la complejidad del cálculo de este prorrateo puede llevar a equívocos entre todas las partes, además del hecho de que, si un acuerdo no es aceptado por todas y cada una de las partes involucradas, puede derivar en un conflicto, por lo que es importante ajustar las bases a los beneficios de todos los involucrados.

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